Julia Maynor tenía cuatro años cuando su abuelastro, el padre adoptivo de su madre, comenzó a abusar de ella. Lo hizo en reiteradas ocasiones, asegurando a la por entonces menor que todo aquello era normal, hasta que cumplió ocho años. Fue entonces cuando la policía intervino y abrió una investigación contra el agresor.

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Este fue condenado a cinco años de prisión en 2002, de los cuales sólo cumplió dos años y tres meses. Si bien pagó una fianza y se le incluyó en el registro de agresores sexuales, Raymond Earl Brooks, nombre del agresor, continuó viviendo en el estado de Alabama, muy cerca de la casa de la víctima.

En 2014, Julia, que ya contaba con 24 años, seguía sufriendo las consecuencias de aquellos traumáticos sucesos y, aunque estuvo sometida a tratamiento por, entre otros síntomas, trastorno por estres postraumático, no lograba superar los abusos que sufrió, provocando en la joven una depresión en grado severo.

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En junio de 2014, Julia mantuvo un encuentro con su padre biológico, suficiente para que este quisiera tomar cartas en el asunto. Cogió su moto y se dirigió al domicilio en el que residía Raymond. Allí disparó dos veces al agresor de su hija. Poco después sería detenido por un cargo de homicidio en primer grado.

Si bien en un primer momento Jay pudo intentar reducir la condena impuesta -se le habían sumado años por el intento de asesinato a un exnovio que maltrataba a su hija-, quiso aceptar la pena dictada por la justicia para evitar que su hija declarara y reviviera los hechos.

Tras el ingreso de su padre en prisión, Julia salió de su anonimato para defender a su padre y lograr su puesta en libertad. Para ello, además, se ha iniciado una campaña de recogida de firmas en 'Change.org' que pide su indulto, y que cuenta con casi 7.000 firmantes.