Los incendios forestales que afectaron diversas partes de España la semana pasada con una intensidad inusual han provocado las mayores emisiones de carbono desde al menos 2003. Así lo estima el Sistema Global de Asimilación de Incendios (GFAS) de CAMS, tras analizar incendios como los de Valencia o Asturias.

Según el organismo, este récord es la consecuencia de una serie de incendios forestales alimentados por condiciones secas y temperaturas cálidas en la semana anterior y una ola de incendios forestales sin precedentes, muchos de los cuales se cree que son intencionales.

Los fuegos de Asturias fueron los mayores contribuyentes a estos datos. Según Copernicus se quemaron unas 11.000 hectáreas entre el 23 de marzo y el 1 de abril. La potencia radiactiva de estos focos se disparó a finales de marzo en comparación con la media de entre 2002 y 2022 para este mes.

Los análisis regionales de CAMS también muestran altas concentraciones de partículas PM10 en la zona de los incendios en los últimos 3 días de marzo. En algunas estaciones de Asturias se llegaron a medir concentraciones de PM10 de 60-80 µg/m3, cuando la UE considera 50 µg/m3 como el máximo valor umbral de PM10 para la "salud humana".

Según los registros CAMS la región oriental de Valencia sufrió el primer gran incendio forestal de 2023 y dejó datos de potencia radiactiva extremadamente altos respecto a la media de un mes de marzo.

Además, los datos hidrológicos del Servicio de Cambio Climático de Copernicus muestran que los dos primeros meses del año fueron muy secos en comparación con el promedio de entre 1991 y 2020 para la Península Ibérica. La falta de precipitaciones se acompañó, además, de temperaturas inusualmente cálidas que alcanzaban los 30ºC ya el 10 de marzo.