En la sentencia, Borja Puig López admitió los hechos de la última violación, ocurrida a el 31 de diciembre de 2015 en la calle Hespérides de Sevilla.

En los hechos probados, la sentencia explica que el condenado golpeó a la víctima en el pecho, la tiró de la bici y la inmovilizó, tras un contenedor de ropa, poniéndole la rodilla en el hombro y sujetándole la cabeza contra el suelo.

"Sólo quiero tocarte; cállate, no grites, si gritas, te parto el cuello", le dijo el violador a la mujer, a la que luego le introdujo dos dedos en la vagina a la vez que le golpeaba la cabeza, según la sentencia.

Cuando le dijo que le iba a violar analmente, la mujer gritó y fue escuchada por una señora, que pidió ayuda a un hombre, quien se bajó del coche y ante cuya presencia el violador salió huyendo, indica el fallo judicial antes de explicar que la víctima, desde entornes, sufre trastornos del sueño, está nerviosa y teme salir a la calle sola.

En su último turno de palabra durante el juicio, el acusado, que estuvo preso entre 1998 y 2013 por cuatro agresiones sexuales, pidió perdón a la víctima por el daño provocado y aseguró que se siente enfermo y que se vuelve "loco" con la ingestión de alcohol y drogas, a pesar de lo cual las toma. También mostró su esperanza en que los médicos y los psiquiatras encuentren una solución a su problema.