En Reus
El hombre con más huelgas del mundo inicia la número 26 para que liberen a los últimos integrantes de la Flotilla
¿Qué ha dicho? Jorge Fernández cuenta que tomó la decisión cuando los primeros miembros de la flota encarcelados hicieron lo propio. "En solidaridad con ellos", señala.

Resumen IA supervisado
Jorge, conocido por realizar numerosas huelgas de hambre, se encuentra en su vigésima sexta protesta para exigir la liberación de los últimos miembros de las flotillas encarcelados en Israel. Lleva siete días ingiriendo solo agua, en solidaridad con los prisioneros que también están en huelga de hambre. Equipado con una tienda de campaña y una báscula, Jorge controla su peso diariamente, habiendo perdido ya tres kilos. A lo largo de su vida, ha realizado huelgas extremas, incluyendo una de 64 días mientras recorría 500 kilómetros. A pesar de las secuelas físicas, como problemas renales y cardíacos, Jorge está decidido a continuar su lucha.
* Resumen supervisado por periodistas.
Jorge Fernández, el hombre con más huelgas de hambre del mundo, se enfrenta a esa situación por vigésima sexta vez para que liberen a los últimos integrantes de la Flotillas.
Ahora mismo, lleva siete días establecido en la plaza de La Patacada de Reus en los que lo único que ingiere es agua. "Me puse en huelga en cuanto los miembros de la primera Flotilla en las cárceles de Israel se pusieron en huelga de hambre, en solidaridad con ellos", expresa el hombre.
En esta huelga lo acompañan el agua, una tienda de campaña y una báscula con la que cada día hace el mismo procedimiento. "Me peso diariamente para ver si tengo alguna pérdida severa y llevar un poco el control de la huelga de hambre, de la degradación", señala, a lo que añade que hasta el momento ha perdido "tres kilos".
Jorge asegura que ha llegado a estar 34 días sin ingerir nada, y también 64 sin comer mientras caminaba 500 kilómetros. "La más larga fueron los 64 días y fue caminando de Estrasburgo a Bruselas", indica el hombre.
Sin embargo, tantas huelgas a sus espaldas le han dejado secuelas físicas: "A veces me orino, tengo lo del latido de corazón bajo y el daño renal". Pero advierte de que, pese a las consecuencias, no va a abandonar su lucha.
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