Los enfrentamientos entre los Álvarez-Mezquíriz, herederos del Grupo Eulen y las Bodegas Vega Sicilia, han llegado a su fin después de 13 años de batallas judiciales por una herencia multimillonaria.

Los herederos han llegado a un acuerdo para repartirse el imperio. ¿Cómo nació el enfrentamiento dentro de esta familia? Si miramos la foto de los Álvarez Mezquiriz, situamos al padre (David Álvarez, ya fallecido) y a sus siete hijos, que se dividieron en dos clanes.

Podemos referirnos a ellos como 'los leales' y 'los díscolos': dos bandos enfrentados por un imperio que levantó el progenitor y que cuenta con dos empresas matrices. Por un lado está el Grupo Eulen, gigante del mantenimiento, la limpieza y la seguridad que ingresa unos 1.500 millones de euros cada año. Por otra parte está el Grupo Enebro, cuyo principal activo son las bodegas Vega Sicilia, uno de los vinos más prestigiosos del mundo.

En 2009 estalló la guerra entre los dos grupos. Ese año el patriarca comenzó a preparar su sucesión y repartió las acciones de sus empresas. Los cinco hijos 'díscolos' realizaron varios movimientos para quitarle al padre el control, pero la justicia siempre frenó estos intentos de destronarlo.

El padre falleció en 2015 y en su testamento favoreció a los dos hijos que permanecieron leales. Sin embargo, los 'díscolos' no se rindieron y siguieron los litigios entre los hermanos. En 2022 una de las hermanas 'leales', la presidenta del Grupo Eulen, sufrió un asalto violento. Dos hombres armados asaltaron el vehículo en el que viajaba, pero su escolta les disparó y les hizo huir.

No se sabe si el propósito del asalto era el robo, el secuestro o incluso el asesinato. Ahora, casi un año después, los Álvarez han enterrado el hacha de guerra. El control del grupo Eulen queda en manos de María José. El segundo hermano 'leal' siempre ha estado al margen y vendió sus acciones. Por su parte, los 'díscolos' se quedan con el Grupo Enebro, la empresa que controla las bodegas Vega Sicilia.