El caso de la desaparición deMadeleine McCann ha vuelto a dar un nuevo giro: la Policía alemana está convencida de que la niña fue asesinada en Portugal y descarta la hipótesis de que el principal sospechoso, Christian Brueckner, la hubiera trasladado a Alemania desde Praia da Luz hace 14 años.

Según informa en exclusiva el diario 'Mirror', el fiscal Hans Christian Wolters apunta que existen "pruebas concretas" que demuestran que Brueckner es el asesino de Madeleine, aunque no ha querido revelar en detalle de qué se trata.

Preguntado por dónde cree que la pequeña fue asesinada, Wolters ha sido tajante: "En Portugal. Soy optimista, resolveremos el caso".

La noticia se produce pocos días después de que los padres de la niña, que ahora tendría 18 años, aseguraran que no perdían la esperanza y casi un año después de quela Policía germana registrara una parcela que el sospechoso tenía en Hannover.

Allí buscaban material, incluido un ordenador, que pudiera vincularlo con el caso y también encontraron un sótano. A pesar de ello, Wolters señala que no pudo haber llevado allí a la niña "dado que Christian B. no vivía en esa parcela en el momento de la desaparición": "No podría haber enterrado un cuerpo allí".

Brueckner, el violador en el punto de mira

Christian Brueckner, un conocido delincuente sexual de 44 años, fue identificado el pasado junio por las autoridades alemanas como el principal sospechoso del caso de Madeleine McCann.

Actualmente cumple condena en una cárcel alemana por delitos de abuso sexual y de tráfico de drogas, aunque no es la única pena que ha cumplido. La primera fue en 1994, cuando solo era un adolescente: fue condenado en Alemania por abusar sexualmente de un niño, intentar hacer lo mismo con otro y por realizar actos sexuales frente a otro menor.

A los 18 años huyó a Portugal en coche con su novia para escapar de la condena que había recibido. Allí acabó su relación sentimental, se instaló en una casa deteriorada cerca de Praia da Luz (lugar donde desapreció Madeleine) y encadenó trabajos como piscinero y mecánico de coches.

Durante 25 años estuvo viviendo a caballo entre Portugal y su país natal, Alemania, escapando de procesos penales por abuso sexual de menores, tráfico de drogas o falsificación de documentos.

La condena más grave que recibió fue por la violación de una mujer estadounidense de 72 años en un apartamento cercano a su casa de Portugal. Sucedió en septiembre de 2005 cuando entró en la casa de la víctima por una puerta abierta, la arrastró por la casa, la ató, la golpeó, la violó y la obligó a darle dinero antes de irse.

A pesar de la gravedad del crimen no fue delatado hasta un año después tras la confesión de un compinche de atracos que reveló que el sospechoso había grabado en vídeo la violación. Fue condenado 14 años después de la violación, el año pasado, a siete años de prisión. En ese juicio, los testigos lo definieron como un "cazador de fortuna" y aportaron pruebas de que había sido visto merodeando "por las ventanas abiertas de pisos vacacionales". Hay que recordar que la pequeña Madeliene estaba dormida en un apartamento que habían alquilado sus padres en un complejo de Praia da Luz.

En 1999 fue deportado a Alemania para cumplir condena por su primer delito de abusos a menores, pero acabó volviendo a Portugal, donde compró un Jaguar XJR 6, cuya fotografía publicó la policía el año pasado para recabar pistas de testigos en el caso Madeleine McCann.