Un trozo de empanada con caldo y supuestamente una papilla de frutas de color marrón chocolate. Es lo que cenaron hace cuatro días los residentes del centro Francisco de Vitoria de Alcalá de Henares, en Madrid, según denuncian sus familiares. Esto es solo un ejemplo. Los mayores que viven en esta residencia nos cuentan que hay días que han comido carne o pescado crudo. "Ya no sabemos ni lo que comemos", nos dice María Luisa. "No queremos manjares", añade Pilar. Solo quieren poder comer un menú equilibrado y una ración adecuada. Julia asegura que su madre en dos años ha perdido más de veinte kilos.
No solo eso, cuentan que están desatendidos en salas. Aparcados en sillas, sin hacer ningún tipo de terapia. Es lo que le ocurre a los padres de Maite, los dos con Alzheimer. "Es sangrante ver cómo la Comunidad de Madrid se queda con el 85% de los ingresos de mis padres para tenerlos todo el día abandonados", nos explica. Desde que ingresaron el pasado mes de diciembre, su preocupación va en aumento. "Es bastante alarmante que en tres meses mi padre ya no camine, ya no hable, ya no fije mirada...", añade.
A estos problemas de alimentación se suman otros. Técnicos sanitarios del Ayuntamiento de Alcalá de Henares detectaron niveles de legionella en el agua. También hay falta de material y personal insuficiente. A la suegra de Antonio, una mujer de 88 años, le recetaron una medicación y anoche aún nadie le había dado nada.
Ahora la Fiscalía de Alcalá de Henares ha abierto una investigación. "Ya era hora esperamos que nos hagan caso de una vez", nos dice Antonio.
Desde la Comunidad de Madrid, reconocieron algunos errores meses atrás pero insisten en que ya están solventados. Incluso la presidenta, Isabel Díaz Ayuso, ha asegurado en las últimas horas que la situación ha cambiado. Mientras que los familiares, preocupados por los suyos, insisten en que todo sigue absolutamente igual.