Los padres de Ángel, un niño de 11 años de Villanueva de Córdoba detectaron un bulto en la mejilla del menor. Fue entonces cuando decidieron llevarle al dentista, ya que pensaron que se traba de algún problema dental que le estaba afectando a su cara, tal y como publica 'Cordópolis'. Sin embargo, el dentista les dijo que no se trataba de un problema bucal.

El diagnóstico finalmente llegaría en el Hospital Reina Sofía de Córdoba: Ángel tenía un gran tumor craneofacial que, por su tamaño y por la zona en la que se encontraba hacía que fuese urgente extirparlo. Además de la corta edad del paciente, el tamaño del tumor y la ubicación (estaba junto a estructuras vitales como la arteria carótida), presentaba un alto grado de vascularización, lo que significa gran posibilidad de sangrado.

Hasta ese momento, los médicos de este hospital habían operado casos similares se habían intervenido con cirugía abierta, sin embargo, el caso del niño de 11 años era excepcional. "Aquí no se han encontrado casos iguales de esta envergadura", han afirmado los médicos que operaron al menor, por lo que trataron de buscar una vía pionera que no dejase secuelas en el niño.

Por su parte, Gaspar, padre de Ángel, tal y como indica 'Cordópolis', tenía claro que "el tumor había que operarlo sí o sí" porque, de no hacerlo, podía poner en riesgo su vida y que trataron durante todo el proceso de que su hijo "no tuviera miedo".

Finalmente, tras 12 horas de intervención, los médicos lograron extraerle el gran tumor craneofacial a Ángel con una intervención pionera en el hospital Reina Sofía y sin cirugía, sin cicatrices y sin secuelas, con una extracción por completo del tumor por endoscopia a través de la nariz. "No nos creíamos que hubiera salido bien", expresa Catalina, la madre de Ángel.

El menor fue dado de alta solo seis días después de esta intervención pionera gracias a la que el niño no ha tenido que recibir ninguna sesión de radioterapia.

El doctor Aguilar explica que se trataba de una "intervención muy delicada", por lo que había que ser muy "meticuloso" , ya que el tumor afectaba al cráneo destruyendo el hueso que separa la fosa nasal del cerebro, comprimía zonas que afectaban a la visión y la movilidad del ojo, rodeaba la arteria carótida, y podía afectar a la movilidad de la cara, a la masticación y a la sensibilidad.

Sin embargo, tras 12 horas en el quirófano con una endoscopia a través de la nariz, los médicos del Hospital Reina Sofía de Córdoba lograron extirpar el tumor por completo y sin ningún tipo de secuelas.