Los pacientes pueden ver reactivada su alergia en los próximos días en esta zona y, sobre todo, en ciudades como Sevilla o Córdoba, según ha explicado el jefe del Servicio de Alergología del Hospital de Ciudad Real, Francisco Feo.
Por eso, este especialista, miembro del Comité de Aerobiología de la Sociedad Español de Alergología e Inmunología Clínica (Seaic), recomienda a los pacientes, antes de emprender viaje, que hagan un seguimiento de cómo están los niveles de polen en la zona, porque no en todos los sitios comienza la polinización en el mismo momento.
Y los que mandan por excelencia son los pólenes de gramíneas puesto que son los más alergénicos y universales pues reactivan a entre el 80 y 90 % de los pacientes.
Les provocan picor de ojos, estornudos, una reacción inflamatoria a nivel nasal y sobre todo bronquial, que le produce "un gran bloqueo", que a veces le impide dormir bien, y eso afecta a su actividad laboral o al rendimiento escolar.Esa respuesta intensa hace que otros pólenes le afecten con mayor facilidad y compliquen su evolución clínica.
Sólo uno de cada diez alérgicos lo es a un solo polen con lo que cuando una temporada es alta en gramíneas, la reacción puede persistir durante varios meses, porque se van enlazando alergias.
Por ejemplo, hasta un 60 % de los alérgicos a las gramíneas en el centro y sur peninsular lo son también al polen de olivo que empieza a polinizar más tarde.
El grueso de la floración de las gramíneas -hay más de 230 subespecies- se centra en la zona centro a finales de abril y principios de mayo, pero quince o veinte días antes empieza en el sur peninsular, según el experto.
Para esta primavera se preven en principio unos niveles de polen de intensidad moderada en el centro peninsular y en la zona suroeste, y lo mejor para los alérgicos sería que lloviera mucho y que al mismo tiempo el sol apretara de forma intermitente, ya que las gramíneas se secarían pronto y no durarían mucho tiempo.
Los que peor lo tendrán serán los que vivan en las ciudades más contaminadas porque en ellas la potencia alergénica del polen es superior. Por ejemplo, en Madrid esa potencia es un 17 % superior al de Ciudad Real (ciudad con baja contaminación), según los primeros resultados de un proyecto financiado por el Instituto de Salud Carlos III, que analiza el efecto de la contaminación sobre los pacientes asmáticos alérgicos a pólenes.
Además, el cambio climático, apreciable en un invierno atípico de temperaturas frías alternas con otras más propias de la primavera, hace que haya mayor cantidad de polen, que aumente su agresividad y se incremente el tiempo de exposición al mismo.
Hay más alérgicos en las ciudades y lo podrían ser también en buena medida, según el experto, por la llamada teoría de la higiene en los países desarrollados, que podría desencadenar una baja estimulación del sistema inmune.