Historia de documental
El español Osel, la reencarnación designada del Lama Yeshe que huyó de su destino en el Tíbet
Los detalles Con tan solo dos años lo trasladaron a la región, donde dio muestras de haber estado antes, pero nunca llegó acostumbrarse por lo que escapó, o no. Dice que se sigue sintiendo un "bicho raro".

Resumen IA supervisado
El Dalái Lama, líder espiritual del budismo, ha anunciado su intención de reencarnarse y podría designar pronto a su sucesor. Esta práctica es habitual entre los maestros budistas. Un caso notable fue el de Osel, un niño español reconocido como la reencarnación del Lama Yeshe, quien fue trasladado al Tíbet a los dos años. Allí, Osel mostró un conocimiento del entorno, lo que reforzó su identificación como maestro budista. Sin embargo, al alcanzar la mayoría de edad, decidió abandonar los templos y adaptarse a la vida occidental, un proceso complicado que incluyó vivir en la calle. Aún hoy, Osel se siente como "un bicho raro".
* Resumen supervisado por periodistas.
El Dalái Lama, líder espiritual del budismo, ha asegurado que se va a reencarnar y pronto podría designar a su sucesor o, al menos, dar pistas de quien será. Lo ha anunciado apenas unos días antes de cumplir 90 años, siendo una práctica habitual entre los maestros budistas. Entre estas reencarnaciones designadas ha habido un español. Su nombre es Osel y esta es su historia.
A principios de los 80, el Lama Yeshe, famoso por expandir el budismo por el mundo, estaba en el corredor de la muerte donde pedía a los suyos que no llorasen al tiempo que les instaba a que mirasen como bailaba tibetanos. Entre ellos estaba Susana Parodi, directora de Voluntarios Lama Tzong Khapa, que reconoció tiempo después a su reencarnación.
Era un niño español llamado Osel quien, asegura, que le "miró y bailó así". Entonces, con tan solo dos años lo trasladaron al Tibet, donde dio muestras de que ya había estado allí. "La gente era lo que buscaba, que reconociese lugares, gente y lo hacía constantemente", asegura el mismo Osel en un documental sobre su vida en Max.
Allí permaneció formándose como maestro budista, sin embargo, su vida era cada vez más complicada, ya que no estaba convencido de su destino como Lama. Por eso, decidió abandonar los templos budistas cuando cumplió la mayoría de edad. Fue entonces cuando empezó su adaptación a la vida occidental.
Un proceso que no fue nada sencillo, pues llegó incluso a vivir en la calle. En definitiva, una infancia marcada por un supuesto destino no elegido y del que pudo escapar o no, puesto que a día de hoy admite que es todavía "un bicho raro".