Para llegar a fabricar productos de mimbre hace falta mucho trabajo. La recogida de este arbusto de la familia del sauco se hace entre dos personas: uno lleva una desbrozadora y otro va retirándolo.

"El mimbre tiene una peculiaridad: cuando lo terminas de cortar, vuelve a brotar en el mes de mayo, en noviembre tira la hoja y otra vez vuelve a cortarse hasta el mes de marzo", declara el agricultor Luis Jesús Vindel.

Tras cuatro meses cortándolo, el agricultor conquense explica que "este año se ha quedado más corto porque hubo una primavera muy lluviosa pero le faltó sol". Una vez cortado, "hay que recogerlo en gabillas, atarlo y llevarlo al taller para seleccionarlo", según explica Luis Jesús Vindel.

Abel Vindel, encargado de la clasificación del mimbre asegura que el siguiente paso "es seleccionar el mimbre por talla, desde 2,80 metros hasta el más pequeño que mide 1 metro". Desde la más grande a la más pequeña y quitando los defectuosos, "cada uno se coloca en su medida".

También explica que es importante meter el mimbre dentro de agua porque "en invierno está en temporada vegetativa, y queremos dejarlo hasta primavera para hacerlo blanco" pelando la corteza emblandecida. Además, "necesita algo de humedad, aunque sea poquito".

Otra de las técnicas de tratamiento del mimbre consiste en meterlo en la caldera, tras siete horas, el arbusto consigue un tono rojizo.

Pilar Encijo es la única artesana de toda la comarca que sigue trabajando con el mimbre en el oficio de la cestería. La artesana de Villaconejos de Trabaque, Cuenca, asegura que lleva 40 años dedicándose a ello: "Son muchos años y muchos mimbres que han pasado por la mano".