En un comunicado de prensa, la Diócesis de Ciudad Real explica que el resultado del proceso canónico al sacerdote objeto de acusaciones se entregó a la Congregación para la Doctrina de la Fe en Roma el martes 9 de febrero de 2016 y la investigación se presentó ante la Fiscalía el 15 de febrero.

Al mismo tiempo, expresa su disponibilidad para colaborar con las autoridades judiciales a fin de que se haga justicia y ha informado que "oportunamente se inició el proceso penal judicial sobre el sacerdote denunciado ante el tribunal diocesano".

"Se ha procurado en todo momento clarificar las acusaciones con exactitud y celeridad desde la presunción de inocencia que tiene como derecho todo acusado y el debido respeto del principio de confidencialidad de las supuestas víctimas, sobre todo tratándose de menores de edad", puntualiza.

Según la web del seminario, un total de catorce alumnos, con edades comprendidas entre los 12 y los 13 años, forman actualmente la comunidad escolar que estudia 1, 2 y 3 de Educación Secundaria Obligatoria en el Seminario de Ciudad Real, quienes proceden de distintos puntos de la provincia de Ciudad Real.

Estos jóvenes, que viven en el seminario, suelen compartir clases y un mismo espacio de estudio, al tiempo que se reparten las tareas para cuidar las salas, los animales o regar las plantas y comparten aficiones similares, como practicar deporte.

En el comunicado, la Diócesis de Ciudad Real recalca que desde el inicio del proceso abierto en el ámbito eclesiástico, y siguiendo el procedimiento previsto para estos casos por la disciplina canónica, "se ha estado en permanente contacto con los familiares, poniendo a su alcance no sólo toda la información de que se disponía sino también el apoyo y la ayuda de profesionales".

"Con profundo dolor", la Diócesis de Ciudad Real manifiesta de manera firme y contundente "su condena de cualquier delito de abuso de menores", así como su apoyo incondicional y la unión en el sufrimiento con las supuestas víctimas y sus familias. Finalmente, ha querido destacar y reconocer que la inmensa mayoría de los sacerdotes son ejemplares en el ejercicio del ministerio sacerdotal.