La de Eric es una de esas vidas animales que, lejos de llevar una vida tranquila, ha sufrido todo tipo de horrores antes de poder disfrutar de sus días en plena armonía. Años atrás, el perro fue rescatado de Turquía, donde recibió previamente un disparo en la cabeza.

Durante su primer tratamiento no se pudo hacer nada por ayudarle a recuperar la visión, quedándose ciego. Sin embargo, el problema no acabaría ahí. Tiempo después, Eric presentó problemas en la mandíbula por un extraño bulto.

Las posteriores pruebas médicas realizadas al perro, que en un principio predecían una inflamación causada por absceso dental, pronto revelaron la verdadera causa de ese fallo. En la radiografía se descubrió que la cabeza de Eric estaba llena de restos de metralla del disparo que no acabó con su vida.

Si bien se ha tratado la hinchazón que padece, los veterinarios no creen que sea prudente intentar sacar las 50 partículas de bala que copan su base craneal, al considerar que es demasiado complicado y arriesgado para la vida del animal.

Tal situación no parece ser ya un problema para Eric, quien actualmente vive libre de preocupaciones en un centro de acogida de animales, si bien en su cabeza siempre vivirán los restos de otro de los muchos actos de crueldad humana con los animales.