Donald Cline, un médico de Indiana especialista en fertilidad, usó durante años su propio esperma para inseminar artificialmente a decenas de pacientes sin su consentimiento entre la década de los 70 y los 80, según ha recogido el 'The Atlantic'.
El caso comenzó en 2017, cuando los padres de Heather Woock, una de sus hijas, le regalaron por su cumpleaños un test de ADN para que descubriera su procedencia, ya que siempre había estado muy interesada en la genética. Tenía parte inglesa, escocesa e irlandesa, pero nunca investigó si había más personas que compartían esta procedencia en la web Ancestry.com.
No obstante, sus otros hermanos sí lo hicieron y la encontraron en Facebook. Al principio, pensaba que se trataba de una broma de mal gusto, pero los mensajes se fueron sucediendo. Tal era el bombardeo que su madre comenzó a sospechar. Finalmente se destapó gracias a otra prueba de ADN que el médico, que ahora tiene 80 años, había usado su esperma para fecundarla a ella y a decenas de mujeres más.
Las pruebas de ADN de los servicios, incluidos '23andMe' y 'Ancestry.com', confirmaron que al menos 48 niños fueron engendrados por Cline y ahora se mantienen en contacto por un grupo de Facebook. No obstante, no descartan que el número de hermanos pueda aumentar. Pese al escándalo, la ley de Indiana no prohíbe específicamente que los doctores de fertilidad usen su propio esperma.