Es 25 de noviembre de 2022 y, un año más, se escucha, se lee y se habla del Día Internacional por la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. No se 'celebra' desde hace mucho, concretamente desde hace 22 años, y el germen de esta jornada fue el asesinato de las hermanas Mirabal, también conocidas como 'las mariposas', brutalmente asesinadas por orden del dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo. Este año, además, tiene lugar cerca de la fecha en la que se cumple el 25.º aniversario del asesinato de Ana Orantes, brutalmente asesinada por el que era desde hacía un par de años su exmarido y el padre de sus ocho hijos, José Parejo, que la ató a una silla y la quemó viva en la casa que ambos aún compartían porque ella, por fallo judicial, estaba obligada a convivir con él.

Es habitual en este tipo de jornadas ver cómo se busca el mensaje adecuado, el mensaje perfecto para compartir con el resto y hacer una muestra de compromiso con la causa, de demostrar al mundo que nosotros no toleramos la violencia machista. Sin embargo, muchas veces las frases o las imágenes que se escogen para poner de manifiesto esa visión no terminan de ser las apropiadas. Lo cierto es que debemos partir de la base de que, al igual que ocurre con el Día de la Mujer, la jornada contra la violencia machista no es un día 'que se celebre', sino que son jornadas en las que se trata de concienciar para cambiar la sociedad en el futuro próximo. No se celebra el día contra la violencia de género; se recuerda, a propósito de este día, que lo que beneficia a la sociedad es alcanzar un futuro libre de violencia de género. Para ello, es importante tener en cuenta muchos aspectos: por un lado es importante entender el contexto histórico que ha llevado a la situación actual y, por otro, conocer qué actitudes se pueden percibir en nuestro entorno que podrían denotar algún tipo de violencia de género, y saber qué podemos hacer para acabar con ellas o, al menos, para ayudar a las víctimas que hemos sido capaces de identificar.

Un día contra la violencia de género, ¿pero por qué?

Lo primero es entender por qué el 25 de noviembre es el Día Internacional de la Violencia contra la Mujer: fue la Organización de Naciones Unidas (ONU) la encargada, en 1993, de emitir una resolución sentando las bases de ese futuro de las naciones libre de violencia de género, después de que, aunque hubieran aprobado años atrás (ya en los ochenta, años después del asesinato de las hermanas Mirabal) una convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, nunca se detuviera la violencia ejercida contra mujeres y niñas.

El objetivo de la ONU no es 'celebrar', sino invitar a todos los países a "tomar manos en el asunto y coordinar actividades todos los años sobre esta fecha que eleven la conciencia pública", amén de que incluyan en sus políticas públicas medidas que traten de frenar y castigar la violencia machista. No obstante, según datos de la ONU, "sólo dos de cada tres países han prohibido la violencia doméstica", mientras que en otros 37 ni siquiera se juzga a los violadores "si están casados o se casan posteriormente con su víctima". Otro medio centenar de países tampoco tienen legislación que proteja a las mujeres de la violencia doméstica.

Aunque es un problema que se puede percibir en prácticamente cualquier lugar del mundi, uno de los principales 'gérmenes' de este cambio de postura fue el asesinato de Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, tres hermanas dominicanas y activistas políticas durante el régimen de Leónidas Trujillo, una de las peores dictaduras de Latinoamérica y que duró más de tres décadas. Junto a sus maridos, las hermanas Mirabal formaban parte del movimiento clandestino de la izquierda dominicana Agrupación Política 14 de junio (AP14-J), luchando durante gran parte de su vida por la libertad.

Con la vista puesta en Cuba, donde la revolución liderada por Fidel Castro triunfaba, muchos países de la región trataron de frenar sus posibles revueltas y en el caso de República Dominicana, 'las mariposas', como se las conocía, formaban parte de ese cambio que Leónidas Trujillo no quería ver en su país. Encarceladas y torturadas en varias ocasiones, fue en un momento en el que sus maridos estaban en prisión y ellas en libertad cuando fueron asesinadas: tras una visita a la cárcel, las hermanas fueron interceptadas en una emboscada, trasladadas a la fuerza a un lugar alejado, separadas —"para que las víctimas no presenciaran la ejecución de cada una de ellas", tal y como uno de los autores confesos del asesinato, Ciriaco de la Rosa, confirmó más tarde— y matadas a palos.

Si bien el crimen de las hermanas Mirabal fue uno de los detonantes de la caída de Leónidas Trujillo —cuyos restos, por cierto, reposan en el cementerio de Mingorrubio, en Madrid, junto a los del dictador Francisco Franco—, también fue uno de los casos que impulsó a Naciones Unidas a alzar la voz contra la violencia ejercida hacia las mujeres. Y aunque la ONU no se pronunció hasta 1993, años antes, durante los años posteriores a su asesinato y a la caída de Leónidas Trujillo ya comenzaron a convocar protestas por la violencia de género y jornadas para honrar la memoria de las Mirabal.

Violencia de género o violencia machista

Dependiendo del entorno en el que uno se encuentre, puede escuchar los términos violencia de género, violencia machista o violencia doméstica o intrafamiliar. Aunque todos ellos son conceptos diferentes. En España como tal sólo está legislada la violencia de género, que se define como la violencia que se ejerce sobre las mujeres "por parte de quienes estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones de afectividad", es decir, por sus parejas o exparejas. Un dato preocupante en el país es el que se extrae de un reciente estudio de la Fundación FAD Juventud publicado el pasado mes de septiembre, en el que se muestra que uno de cada cinco chicos de 15 a 29 años niega que exista la violencia de género, y considera que se trata de un invento ideológico.

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En el caso de la violencia machista, no tiene por qué haber una relación afectiva entre agresor y víctima, sino que implica cualquier tipo de violencia (física, psicológica o económica, por ejemplo) contra las mujeres pero derivada de la manifestación de una discriminación; en este caso, es más común hablar en plural, de diferentes tipos de violencias machistas. No obstante, no es este tipo de violencia la que está prevista en la legislación española (aunque esto no quiere decir que no sea sancionable).

Por último se encuentra el término de violencia doméstica o intrafamiliar, que es el que prefieren usar formaciones políticas como Vox por, según sus palabras, ser "más representativo" en la medida que éste ya engloba la violencia de género. Si bien la formación de Santiago Abascal es la que más tira de este término, no es de uso exclusivo de Vox: hace solo unos meses el consejero andaluz de Sanidad, el 'popular' Jesús Aguirre, hablaba así de una ley planteada por Vox en Castilla y León para sustituir la legislación sobre violencia de género por una de violencia intrafamiliar. "La violencia de género es la del hombre contra la mujer, mientras que la violencia intrafamiliar incluye también la que se dirige contra niños o personas mayores. Puede ser más representativa de lo que sucede en esta sociedad y, en este sentido, no veo en ampliar el concepto".

¿Cómo detectar violencia machista y qué hacer?

No siempre es sencillo detectar un caso de violencia machista —más aún cuando la víctima es una misma—, sin embargo sí existen algunos indicios que nos pueden hacer sospechar que alguien de nuestro entorno está siendo víctima de violencia por parte de sus parejas, personas allegadas o incluso por parte de algún desconocido. Según la legislación actual, son actos de violencia de género los siguientes:

  • La violencia física, es decir, "cualquier acto de fuerza contra el cuerpo de la mujer con resultado o riesgo de producir lesión física o daño", ya sea ejercida por personas con relación afectiva, por hombres de su entorno familiar, social o laboral.
  • La violencia psicológica, materializada en "toda conducta, verbal o no verbal que produzca en la mujer desvalorización o sufrimiento, a través de amenazas, humillaciones o vejaciones, exigencia de obediencia o sumisión, coerción, insultos, aislamiento, culpabilización o limitaciones de su ámbito de libertad.
  • La violencia económica o "privación intencionada de los recursos necesarios para el bienestar físico o psicológico de la mujer y de sus hijas e hijos, no justificada legalmente, o la discriminación en la disposición de los recursos compartidos en el ámbito de la pareja".
  • La violencia sexual y abusos sexuales, "mediante actos de naturaleza sexual forzados por el agresor o no consentidos por la mujer, abarcando la imposición mediante la fuerza o intimidación de relaciones sexuales no consentidas, así como el abuso sexual, independientemente de que el agresor guarde o no relación conyugal, de pareja, afectiva o de parentesco con la víctima"

Además de estos, existen otros signos que podrían ser indicadores de violencia de género digital, mucho más frecuente entre adolescentes y jóvenes:

  • Que alguien acose o controle a su pareja a través del móvil
  • Que la pareja interfiera en las relaciones de la otra persona a través de Internet
  • Espiar el teléfono móvil de la pareja
  • Censurar fotos que la pareja publica y comparte en sus redes sociales, y que controle lo que hace en estas
  • Exigir a la pareja que le enseñe dónde está en todo momento vía geolocalización
  • Obligar a la pareja a enviar imágenes íntimas
  • Comprometer a la pareja a que le facilite sus claves de acceso personales
  • Obligar a la pareja a mostrar conversaciones privadas con otras personas
  • Manifestar enfado cuando la otra persona no responde de manera inmediata a los mensajes enviados 'online'

No hay que olvidar que la percepción de la sociedad acerca de los malos tratos ha cambiado considerablemente en las últimas década. En los noventa era común (y casi aceptable) escuchar acerca de relaciones tóxicas con violencia como algo absolutamente normal, cosa que en la actualidad ya no es tan común. No obstante, aún no está tan extendida la educación en torno a cómo actuar cuando detectas un caso de violencia de género en tu entorno. Desde el Ministerio de Igualdad aseguran que lo más importante es comprender "la complejidad de la violencia de género" y saber que en ocasiones son las propias víctimas las que se niegan a denunciar a sus agresores, ya sea por miedo, por culpabilidad o vergüenza, entre muchas otras razones.

¿Qué hacer si detectas un caso de violencia de género?

  • No presionarla, hazle saber que estás ahí para apoyarla
  • Intenta comprenderla sin juzgarla
  • Trata de hacer que te hable de sus sentimientos, del maltrato o del control que ejerce sobre su pareja, y de la oportunidad que puede tener de "vivir sin miedo y en un ambiente libre de violencia"
  • También puedes ofrecerle llamar al 061, un teléfono de información y asesoría jurídica gratuita
  • Si eres menor de edad y detectas un caso de violencia de género en tu entorno, llama a la Fundación ANAR (900202010)
  • Si no detectas sino eres testigo de un caso de violencia, no mires para otro lado: denuncia a las autoridades llamando al 112

De hecho, el último anuncio de Igualdad sobre violencia de género se centra precisamente en este escenario: la campaña '¿Entonces quién?' recuerda que una de cada dos mujeres ha sufrido algún tipo de violencia machista a lo largo de su vida, y pone el foco en los agresores, en lugar de hacerlo, como se ha hecho tradicionalmente, en la víctima.