Por su parte, una expareja del joven lo ha definido como a un "chico normal", pese a que en ocasiones "se le iba la olla" y tenía "problemas con el sexo", dado que era "insaciable".
La determinación del estado psicológico de Daniel M., tanto en lo que se refiere a sus supuestos delirios como a una posible obsesión sexual, puede resultar determinante para el resultado del juicio, dado que la defensa del acusado alega que cuando lanzó a la bebé por la ventana de su piso estaba "enajenado", mientras que la madre de la niña dice que la mató porque ella no había accedido a mantener relaciones sexuales con él.
D.M., que en el momento de los hechos tenía 30 años, se enfrenta a una pena de prisión permanente revisable por el asesinato de la bebé Alicia, de 17 meses de edad, y por tentativa de homicidio contra su madre Gabriela, que cuando se produjo el trágico suceso tenía 18 años.
La defensa, por su parte, solicita que se aplique la eximente completa por enajenación mental.
Este joven sevillano, que trabajaba como profesor de música, había conocido a la madre de la bebé a finales de 2015; y en el momento de los hechos, en la madrugada del 25 de enero de 2016, se encontraba junto a ella y la niña en un piso de Vitoria, al que había invitado a Gabriela para pasar la noche.