La subida del salario mínimo hasta 900 euros redujo dos puntos la brecha salarial. Según UGT, en un año pasó de más del 21% al 19,5%, su nivel más bajo en 14 años. "Somos mayoritariamente las mujeres las que cobrábamos el SMI en 2019, alrededor de dos millones de mujeres", destaca en este sentido Cristina Antoñanzas, vicesecretaria general de la UGT.

Por si parte, CCOO eleva la desigualdad hasta el 24% teniendo en cuenta otros factores, como la contratación a tiempo parcial o los cuidados no profesionales que asumen las mujeres. Para Carolina Vidal, secretaria de Mujeres e Igualdad de CCOO, "la brecha salarial es consecuencia de la brecha laboral". "Las mujeres tienen una serie de cuestiones que circunvalan sus relaciones laborales", manifiesta.

Los hombres percibieron de media más de 26.900 euros anuales, frente a los 21.600 que ganaron las mujeres. El salario mínimo no siempre alcanza a sectores feminizados como el de las empleadas del hogar, en parte, insertados en la economía sumergida. "El empleador reporta menos horas de trabajo, cuando en realidad la empleada del hogar no hace ni 40 horas, ni 60, sino muchísimas horas más", Carolina Elías, presidenta de la Asociación de Servicio Doméstico Activo de SEDOAC.

Tres de cada cuatro trabajadores con contratos temporales son mujeres

La reforma laboral también incide en sectores subcontratados ocupados por mujeres. "Las subcontratas tienen que aplicar el convenio de referencia del sector", destaca Antoñanzas. Tres de cada cuatro trabajadores con contratos temporales son mujeres, y la nueva legislación laboral restringe esta modalidad de contrato. "Al reducir la temporalidad, las condiciones laborales van a mejorar", celebra Antoñanzas, mientras que Vidal defiende que "el contrato indefinido sea el de referencia".

Aunque se trata de avances positivos, no se ha resuelto la principal demanda de las empleadas del hogar: "No nos encontramos dentro del régimen general, sino de un sistema especial que nos excluye de derechos como el paro", manifiesta Elías. Las trabajadoras exigen celeridad al Gobierno, que ya se ha pronunciado a favor de equiparar sus derechos con los del resto de trabajadores.