En la sentencia dictada por la Sección Quinta de la Audiencia, el tribunal impone la máxima pena a Xavier Martínez, al que condena a tres años y medio de cárcel como autor de siete delitos de atentado contra la integridad moral y otras siete faltas de lesiones, además de 14 años de inhabilitación especial para empleo o cargo público. 

A los otros cinco funcionarios, juzgados por los mismos delitos, les condena a penas de entre 4 meses y un año de cárcel. 

Tres de los nueve funcionarios que fueron juzgados por maltratar a once internos durante su traslado a otros centros una vez sofocado el motín del 30 de abril de 2004 han sido absueltos, mientras que los jueces han dictado el pago de indemnizaciones menores, de entre 250 y 750 euros, a los internos maltratados, de las que deberá responder la Generalitat como responsable civil subsidiaria. 

El tribunal explica en su sentencia que no tiene duda de que "el centro penitenciario sufrió un desgobierno, donde los funcionarios tomaron básicamente las riendas y en esa posición de fuerza, anulado el director del centro, y sin impedimentos de los mandos intermedios que allí se encontraban, realizaron el 'pasillo' a los internos que iban a trasladar", que recibieron golpes, insultos y vejaciones.

Según la sentencia, esta acción "comporta el delito de atentado contra la integridad moral, pues la duración de ese 'pasillo' no fue excesiva, no tuvo carácter permanente, el resultado lesivo no fue grave y respondía, que no lo justifica, a una alteración de los funcionarios por los graves incidentes ocurridos unas horas antes".

El tribunal ha rechazado la tesis del ministerio público de que estos maltratos fueran torturas y tuvieran la finalidad de obtener información de los agredidos sobre la posible participación de otros internos en dichos altercados.

En el motín de 2004 en la cárcel de Quatre Camins, que se prolongó durante unas tres horas, los reclusos hirieron al subdirector del centro y tomaron como rehén a un funcionario. Cuando los Mossos sofocaron el motín, los responsables penitenciarios decidieron trasladar de cárcel a una quincena de reclusos, a los que atribuyeron el motín.

En este traslado es cuando los funcionarios hicieron un "pasillo" para insultar y agredir a los reclusos. El propio Xavier Martínez admitió durante el juicio "una cierta contundencia" en el trato a los reclusos, aunque negó "absoluta y radicalmente" las agresiones. "Si un interno no quería caminar, se le ayudaba a caminar más rápido", dijo el ahora funcionario condenado.