Subida de precios
Comer en un chiringuito en verano, un placer que se ha convertido en un lujo: "Los precios han subido bastante"
Los detalles Una ración de calamares ya ronda los 20 euros, el plato de pulpo los 25 y por una tortilla ya no bajamos de los 15 euros. Una diferencia notable de precios con el pasado que hace dudar a algunos de si comer en estos establecimientos.

Resumen IA supervisado
Comer en un chiringuito en verano se ha convertido en un lujo, con precios elevados que contrastan con los antiguos establecimientos de playa. Los calamares rondan los 20 euros, el pulpo los 25 y una tortilla no baja de 15 euros. Estos lugares, antes familiares y económicos, han evolucionado hacia modernos y sofisticados espacios, como el de Xeraco, Valencia, que ahora ofrece conciertos y música en directo. Esta transformación ha traído una amplia oferta de productos, pero también un significativo aumento de precios. Encontrar un lugar asequible para disfrutar de una buena comida se ha vuelto complicado.
* Resumen supervisado por periodistas.
Lo habrán notado ya, pero comer en un chiringuito en verano se ha convertido en un lujo. Una ración de calamares ya ronda los 20 euros, el plato de pulpo los 25 y por una tortilla ya no bajamos de los 15 euros.
Una diferencia ostensible de aquellos humildes chiringuitos a pie de playa en los que saborear unas raciones y disfrutar de un refresco te salía por un módico precio. "Era más familiar, nos conocíamos todos", recuerda un hombre.
Algo que ha cambiado radicalmente en los últimos años. Estos míticos lugares se han transformado en establecimientos tan modernos y sofisticados como el que se puede ver en Xeraco, Valencia, que hace 14 años tan solo contaba con cuatro mesas. "Hacemos conciertos, tenemos DJ, música en directo...", comenta la encargada del local.
Una evolución que va acompañada de una amplía oferta de productos, pero también de un gran aumento de los precios. "Los precios han subido bastante", lamenta una mujer.
Lo que supone un gran dolor para nuestro bolsillo. Y aunque a algunos no les importa, son muchas las personas que se lo piensan. "Mi hija estuvo el otro día y no sé si les costó 50 o 60 euros más o menos", explica otra persona.
Porque ya sea en chiringuitos o en restaurantes, encontrar un sitio barato para disfrutar de una buena comida se ha convertido en una verdadera odisea.