El abogado que representa a las catorce denunciantes, Jim Dunman, exlegislador estatal de Texas y también exalumno de Baylor, señaló que quiere llegar al fondo de esta situación para poder sentirse orgulloso "otra vez" de su "alma mater". "La institución que conozco y amo no debería tratar a sus estudiantes de esta manera", indicó Dunman, que explicó que una de sus clientas tuvo que dejar la universidad después de ser violada en 2004 y no recibir apoyo para superar el trauma.
Otras chicas que denunciaron haber sufrido violaciones más recientemente coincidieron en asegurar que la dirección de Baylor mostró "poca disposición o capacidad de investigar", dijo el letrado. Sin embargo, Dunman relató que la mayoría de los casos de este tipo nunca llegan a juicio porque la universidad ofrece incentivos financieros para que las estudiantes retiren sus demandas antes de ir a los tribunales y no tengan que hacer públicas las agresiones sexuales.
La universidad texana ha recibido un alud de críticas por su mala gestión de los casos de agresiones sexuales en los últimos años, incluyendo una investigación externa que determinó que los administradores de Baylor contribuyeron a crear un ambiente "hostil" en contra de las víctimas de agresión sexual. De hecho, los escándalos de los últimos cursos llevaron a los despidos a principios del 2016 del presidente de la universidad, Ken Starr, y del entrenador del equipo de fútbol, Art Briles, presunto instigador de algunas de estas violaciones.
Uno de los jugadores de Briles, Tevin Elliot, fue condenado a veinte años de prisión en 2014 por haber violado a tres estudiantes en diferentes ocasiones durante su etapa como estrella del equipo de fútbol americano de Baylor.
Otro de los pupilos del entrenador despedido, Sam Ukwuachu, fue sentenciado a seis meses de cárcel y diez años de libertad condicional después de ser declarado culpable en 2015 de haber violado a una jugadora del equipo de fútbol de la universidad.
Por otro lado, otra exalumna presentó a principios de este año una demanda contra la institución alegando que fue violada por un grupo de entre cuatro y ocho jugadores del equipo de fútbol americano en 2012 en la universidad situada en Waco, unos 160 kilómetros al norte de Austin, la capital de Texas.