La lluvia y el viento complican la labor de los voluntarios y los medios de la Xunta en la recogida de pellets en las playas gallegas, porque estas pequeñísimas bolas blancas de plástico acaban enterradas y camufladas en la arena, con lo que resulta muy difícil distinguirlas.
"La arena se moja, los podemos pisar, con las mareas hay mucha espuma, no se ven, y también los arrastrarían otra vez para dentro y eso dificulta muchísimo la recogida del material", advierte Roberto Vilela, miembro de Ecologistas en Acción.
La borrasca Hipólito mantiene en aviso amarillo las Rias Baixas y la Costa da Morte y lleva lloviendo de forma intermitente todo el fin de semana. Este domingo, no obstante, un helicóptero ha vuelto a peinar la zona de Valdoviño, donde la víspera se localizó un saco prácticamente intacto de 25 kilos de pellets.
Continúan trabajando, además, 300 operarios, otro helicóptero, cinco buques y siete embarcaciones, además de una oleada ya habitual de voluntarios.
Familias de voluntarios
En la playa de Oleiros, el tiempo les ha dado una tregua y familias enteras han recogido pellets juntas, así como plásticos y otros residuos. "Venimos en familia, traemos baldes para colar un poco los pellets", explica un padre. Quieren concienciar a sus hijos sobre el cuidado del medio ambiente e implicarles desde pequeños en acciones solidarias. "Nos dijeron que había un accidente en la playa, que ya había pasado una vez con el Prestige, pero ahora son de plástico", explica una niña.
"Siempre me ha gustado tener las playas recogidas, sin plástico", apunta otra menor. Y es que los más jóvenes están preocupados por su futuro, porque proteger y mantener el planeta es -o debería ser- responsabilidad de todos