El Aquarius vuelve a poner la migración en primer plano de la agenda europea: "Se abre una ventana de oportunidad. Volver a ponerlo en la agenda política supone volver a debatirlo y poder llegar a algún tipo de acuerdo" asegura Ruth Ferrero, profesora de Ciencias Políticas de la UCM.
Tras la crisis de refugiados y el fracaso del sistema de cuotas, Bruselas propuso crear un sistema de asilo común y reformar el vigente Acuerdo de Dublín, que obliga a pedir refugio en el primer país de la Unión al que llega el solicitante.
La idea era llegar a un acuerdo este mes, antes de que cambie el turno de presidencia de la Unión: "La nueva presidencia que viene es la austriaca que tiene una posición muy clara de control de fronteras y de securitización del fenómeno migratorio" explica Elena Sánchez, analista del Cidob.
Austria, junto a los llamados 'países de Visegrado', son partidarios de la línea dura en materia migratoria. A este grupo se ha unido ahora Italia, pero también están de acuerdo con ellos Dinamarca o los Países Bajos: "Lo que queda más por configurarse es la otra parte, si la hay" asegura Sánchez.
La clave vuelve a estar en Alemania porque su ministro del Interior quiere formar parte de lo que el primer ministro austriaco llama "el Eje de los dispuestos" a combatir la inmigración ilegal: "La canciller Merkel siempre ha optado por la acogida y no por el rechazo. Tenemos que ver qué es lo que acaba ganando en Alemania. Es una de las claves" dice Ferrero.
Tampoco está clara la postura de Macron aunque ha criticado a Italia por no abrir sus puertos al Aquarius tampoco ha ofrecido los suyos. Así las cosas, los partidarios de la línea dura parecen tener las de ganar en el Consejo Europeo de finales de mes.