La crisis ha llevado a que los bancos tengan menos dinero líquido a disposición de sus clientes por lo ya no resulta rentable atracar sucursales bancarias. Como mucho, pueden llegar a obtener una media de 3000 euros. Un asalto a una sucursal puede suponer cinco años de prisión.

Además, las medidas de seguridad han aumentado. Cámaras de seguridad, esclusas y cristales de un mayor blindaje, hacen que salir de estas oficinas sea casi imposible.

Un oficio que no encuentra a quién pasarle el testigo,  porque los  jóvenes se decantan por los alunizajes. Golpes más rapidos y más rentables. Los robos de bancos, quedan para  ladrones veteranos, españoles de unos 45 años.