Agentes de la Policía
Foral de Navarra han manifestado este miércoles ante el juez del Juzgado de lo
Penal número 1 de Córdoba, Luis Javier Santos, que tenían autorización judicial
para investigar teléfonos de los cuatro miembros del grupo de WhatsApp de 'La Manada' acusados de supuestos abusos sexuales a una joven en la localidad
cordobesa de Pozoblanco tras conocerse en la feria de Torrecampo, en unos
hechos anteriores a los del caso de los Sanfermines de 2016, por los que se
encuentran en prisión por una violación grupal a otra joven junto a un quinto
condenado más.
Según ha explicado el
agente de la Policía Foral de Navarra, instructor del atestado inicial del caso
y que ha comenzado a interrogar el abogado de la acusación particular, Blas
Arévalo, que representa a la joven que denuncia los hechos, el juez de
Instrucción de Pamplona, vía autos, pidió a los agentes que realizaran un
estudio pericial de unos vídeos de los hechos de Pamplona y cotejarlos con
"los elementos gráficos" que encontraran en los móviles.
De este modo, ha dicho
que "se recopiló toda la información posible" para luego
"cotejar" de cara al estudio pericial. Así, en septiembre de 2016 se
realizó la revisión de los teléfonos, "tal y como dispone el auto",
para "encontrar elementos que sirvan para comparar con los vídeos".
Ante ello, ha señalado
que encontraron "una serie de vídeos con posibles abusos", algo que
"se comunicó de forma inmediata al juez", quien le pidió que
"hiciera gestiones para intentar de alguna forma identificar a la víctima
y la ubicación", porque "no sabemos dónde ha ocurrido y quién es la
víctima", según ha declarado, para agregar que otro agente "fija bien
la fecha" de los hechos y localiza la palabra Pozoblanco dos veces en los
chat.
En este sentido, ha
relatado que el día 16 de septiembre de ese año un agente de Navarra confirma
que "hay identificada una posible víctima", de modo que "el juez
pide contactar con ella para ver si realmente ha tenido algún incidente",
algo en lo que "la víctima dice que sí, que tiene un lapsus de tiempo y no
sabe qué ocurrido, pero que ha aparecido desnuda en el coche", y uno de
los acusados le dijo que "le hiciera una felación y ella dijo que no", por lo que la echó con golpes, según el testimonio del agente, en el
que ha agregado que a los cuatro encausados "se les identifica
perfectamente" y los tocamientos que realizan, entre "risas".
Al respecto, ha
destacado que la actitud de la denunciante en los dos vídeos es "como
inerte, no tiene ningún tipo de reacción, no se sabe si está dormida o
inconsciente, no hay movimiento corporal de la víctima", ha puntualizado,
para precisar que entre los dos vídeos grabados hay seis segundos de
diferencia. En uno de los momentos, el juez ha llamado la atención a los
acusados, pidiendo que no gesticularan.
Mientras, el abogado de
la defensa, Agustín Martínez, ha preguntado si no estaban cotejados suficientemente
los hechos del 6 y 7 de julio en Pamplona con los archivos que había, algo en
lo que el agente ha mantenido que no se puede identificar a los acusados
"en algunos planos", de manera que "el estudio pericial tiene
que ser exhaustivo y hay que analizar todas las imágenes". Por otra
parte, el instructor ha defendido que "no es cierto" que el juez les
dijera que miraran en los teléfonos para ver si había algún delito más, a lo
que ha añadido que por los comentarios en los hechos de Pamplona se apuntaba a
la posible comisión de otros delitos. "Queríamos encontrar material para
cotejar", ha subrayado.
En relación a
instrucciones que les da el juez de Pamplona sobre la actuación de un agente en
su traslado a Pozoblanco, como la recogida de pelos de la joven por si ha
quedado algún resto de algún tipo de sustancia, el instructor ha dicho que el
juez se las "transmite de forma verbal", además de "ofrecer la
posibilidad de poner denuncia y la denunciante dice que no quiere acudir a ningún
centro policial".
Otro agente ha señalado
que al analizar los vídeos de Pamplona ha comentado que "en ciertas
acciones" hubo dudas de quiénes eran, al tiempo que ha remarcado que
"en el auto viene bien claro que se analizara todo y no se dice que
limitemos a los hechos de Pamplona". También, ha dicho que "no es
cierto" que el juez dijera que investigaran más en el teléfono por si
habían cometido más delitos.
Mientras, otro de los
agentes que visionó el material de los teléfonos de los procesados ha indicado
que "advirtió de dos vídeos en los que se podía estar cometiendo algún
delito", de modo que informó a su jefe, al tiempo que localizó a la
víctima en sus indagaciones en Internet y contactó con la Policía de Pozoblanco,
"sin dar detalles de los que se investigaba".
Al hablar con ella por
teléfono, tras llamar ella, y comentarle lo que encontró en el vídeo y que
pudiera tratarse de que era ella la que aparecía, la joven le dijo: "lo
sabía, lo sabía, lo sabía. Nadie me creía", según ha precisado el agente
de la Policía Foral, quien ha afirmado que el juez ordenó la recogida del
cabello de la joven.
Igualmente, ha defendido
que ha seguido el mismo protocolo de localización de la víctima que suele
seguir siempre, conforme a Ley, a la vez que ha declarado que la víctima aportó
pantallazos de su móvil con conversaciones tras los hechos con una testigo.
A preguntas de la
defensa, ha comentado que en los autos judiciales "se marca que hay que
tener especial atención a documentos gráficos" para hallar "elementos
identificativos". "Si en el análisis observo un hecho delictivo, debo
comunicarlo, y es lo que hice", ha manifestado.
Otro de los agentes,
encargado de recoger muestras de pelo, ha dicho que las extrajo para "descartar
que hubiera cualquier sustancia química", bajo instrucción del juez, a la
vez que ha dicho que ella denunció "voluntariamente".
Mientras, un médico
forense y una psicóloga han advertido de "un trastorno reactivo de
ansiedad" en la joven, en cuya intensidad hay circunstancias que pueden
estar relacionadas "con violencia sexual", por "una situación
que atenta contra su intimidad y la exposición mediática pública".
Han señalado que después
de los hechos ella hace "una vida completamente normal", pero
"no denuncia, porque reconoce que no tiene argumentos sólidos, no sabe
realmente lo que ha pasado", algo que "no le origina una patología,
pero sí preocupación". La psicóloga ha expresado que ella tenía "un poso
de dudas" en instantes posteriores a los hechos.
El médico forense ha
indicado que la patología empezó cuando le expusieron las imágenes por la
Policía, a lo que ha añadido que a pesar del diagnóstico "en ningún
momento" se recetó medicamento, "ni ella lo demandó". La
psicóloga ha expuesto que tenía "niveles de ansiedad y fue derivada al
centro de la mujer". Según ha mantenido, "estos hechos han
condicionado su vida" de manera "devastadora".
Preguntado el médico por
las lesiones físicas, ha comentado, a preguntas del fiscal, Jesús Aparicio, que
si hubiera sufrido un culetazo por una caída sería más compatible hallar la
lesión en el glúteo, no en el muslo. El juicio continúa este jueves.