Con total normalidad, Muñoz ha detallado a la policía cómo mató a la peregrina estadounidense el pasado abril de 2015. Durante el proceso, en el que el asesino confeso ha guiado a los agentes por la zona donde se produjeron los hechos, ha contado entre repentinos cambios de humor cómo se produjo el encuentro con la víctima.

También, cómo le dio "una locura", la asesinó y ocultó su cuerpo, que se halló en el mes de octubre cerca de Astorga. Cuando Thiem empezó a desconfiar de su acompañante, a quien había pedido ayuda tras haberse perdido, este la golpeó con un palo. "Cayó rodando y se dio" con unas piedras, quedando inconsciente. En este momento, Miguel Ángel Muñoz se desmorona y necesita respirar para continuar el relato.

No obstante, rápidamente se recupera y sonríe mientras sigue dando detalles del asesinato. Confiesa con tranquilidad que le hizo "un corte en el cuello para que dejase de sufrir". Incluso, se permite a hacer bromas con la policía sobre el lugar donde ocultó el cadáver de la víctima estadounidense. "Vamos al sitio que no habéis encontrado", le dice a los agentes, pero vuelve a derrumbarse cuando llega al escondite.

"Tuve que cortarle las manos porque, al agarrarme, pensaba que entre las uñas podía haber dejado huellas", señala. Un agente le pregunta dónde están las manos de la víctima, y Miguel Ángel, que vuelve a cambiar rápidamente de actitud, le espeta: "Tranquilo, que te veo muy ansioso".