El nombre de Jorge Galán, enfermero y artista audiovisual, se ha difundido como la pólvora casi de la noche a la mañana. La razón: la 'performance' que llevó a cabo recientemente en Málaga y de la que nadie para de hablar. Porque Galán se enfundó en un equipo de protección individual (conocido como EPI) y comenzó a pasearse con un "muerto" por COVID-19 en una camilla por las calles de la capital para concienciar a todos sobre la pandemia, que recuerda que aún no ha acabado.
Una actuación que no a todos ha gustado. Así lo ha confesado el propio autor de la obra en una entrevista concedida al programa 'La Ventana', de la Cadena SER, donde ha detallado el porqué de esta 'performance' y cómo han reaccionado al verle: "La mayoría de las reacciones fueron echarse a un lado, retirarse o ponerse la mascarilla, darse la vuelta. No hubo nada fuera de lo normal, nadie que se aterrara o que saliera corriendo".
"Hay una mayoría de gente a la que le parece estupendo, pero también he sufrido un vapuleo considerable por redes. Algunas cosas han sido un poco exageradas, llegando a la amenaza, como que me tendrían que haber dado una paliza o un tiro", ha lamentado Galán, que ha reconocido "que la performance tiene su nivel de potencia, sobre todo por el muerto simulado". También por el EPI, una indumentaria "que remite directamente al COVID por la sobreexposición mediática que ha tenido".
El sanitario y artista ha defendido el objetivo de la performance, que era "conectar dos realidades que parecen desconectadas": "La realidad del hospital, porque yo soy enfermero de primera línea, y la de mi vertiente artística, con el objetivo de criticar las aglomeraciones innecesarias". Pero ¿de dónde nació esta idea? Galán reconoce que todo empezó cuando vio imágenes de la cantidad de gente presente en el encendido del alumbrado de Navidad en Málaga.
"Vimos fotos que ponían los pelos de punta, con aglomeraciones tremendas para ver un espectáculo de diez minutos de luces que consideramos trivial, evitable o nimio", ha denunciado el sanitario, que reclamaba no "asumir ciertos riesgos" innecesarios, de cara especialmente a la celebración de las fiestas navideñas. Porque sí, la situación epidemiológica de Málaga y del resto de España no está ahora mismo, ni mucho menos, en su mejor momento.
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