El caso de la violación a tres hermanas norteamericanas en Murcia durante una fiesta de Nochevieja por parte de tres hombres afganos
podría tratarse de una denuncia falsa y es que el juez del Juzgado de
Instrucción número 9 de Murcia ve varias "lagunas y contradicciones" en el
relato de las denunciantes.
El juez, en el auto que decreta la libertad con cargo de los
acusados al que ha tenido acceso laSexta, apunta que las tres jóvenes abandonaron
el país a pesar de que fueron advertidas de "la necesidad de su colaboración": "No
obstante siguieron con la planificación de sus viajes sin poder contar con su
testimonio, afirmando primero un destino (Francia) que resultó no ser cierto".
Las tres hermanas declararon que fueron acorraladas por los
sujetos en una zona oscura de un pub de Murcia con empujones y agarrones, pero, a pesar de eso, ellas marcharon del local con los chicos para ir a dos pisos
diferentes. "Tal relato inicial de supuesto acometimiento, se contradice con la
actitud propia de una persona que declara haber sido víctima de abusos sexuales
no consentidos para, a continuación, irse con los supuestos agresores", apunta
el juez, que califica el relato de "incoherente".
El juez también expone que tras las presuntas agresiones
sexuales (dos hermanas en un piso y la otra en otra vivienda), se reúnen todas
en una casa pero "en ningún momento se advierten entre ellas de la agresión
sexual padecida una vez ya habían salido de la situación de desvalimiento".
Otra de las incoherencias que señala el juez en el auto es
la despedida que tuvieron las tres hermanas con los presuntos agresores: ellas
fueron acompañadas hasta la estación de autobuses por los tres hombres "sin que
tampoco procedieran a solicitar ayuda o auxilio alguno".
De hecho, una hermana declaró que uno de los agresores
intentó forzarla para darle un beso: unos hechos que, según el auto, desmienten las cámaras de
seguridad de la estación que muestran "cómo los agresores se despiden de las
víctimas con un beso o abrazo y que observan un acompañamiento cordial".
También es esclarecedora la contradicción que tuvo una de
ellas: declaró haber sufrido una "agresión sexual con penetración y sin
consentimiento", pero ante los médicos de urgencias apuntó que tuvo "sexo
consentido sin protección", según el juez.
"Que las tres hermanas sufran una agresión sexual, suban al
piso con sus agresores sin que conste violencia o forzamiento alguno, que nada
se digan entre ellas, que no traten de huir o que no pidan el más mínimo
auxilio, y que después se dejen acompañar por los agresores hasta despedirse
amigablemente en la estación de autobuses resulta cuanto menos necesario de una
mayor explicación que no se puede obtener por ausencia voluntaria de las mismas",
zanja el juez.
A todas estas incoherencias en el relato se suma otra
circunstancia sospechosa y es que al menos una de las hermanas estadounidenses habían
contratado un seguro con el que recibirían una indemnización en caso de ser víctimas de un delito sexual
en Europa, según