En su primer gran acto de partido tras las elecciones del pasado domingo en las que el PNV revalidó su hegemonía en Euskadi con 28 escaños, su presidente, Iñigo Urkullu, se ha referido a las conversaciones abiertas para sondear las posibilidades de pacto con el resto de formaciones.

Ha defendido que la "Euskadi de 2020 no admitirá vetos ni tendrá temas tabú" y ha dejado claro que "será una Euskadi compartida". Para lograrlo, ha señalado que el PNV ofrece al resto de partidos "grandes acuerdos de país que vayan más allá de la gobernabilidad de cada día".

"El PNV está dispuesto a hablar, a compartir y a acordar con todos. Especialmente con los que quieran avanzar, con los que consideren que Euskadi es una nación y que, como tal debe ser reconocida", ha aclarado.

En la misma línea, Urkullu ha defendido "la utopía realizable de hacer crecer a Euskadi como nación" y, en cuanto a la formación de su futuro ejecutivo, ha indicado que "debe dar estabilidad a Euskadi frente a la inestabilidad en España" y estar "abierto al diálogo, a la colaboración y al acuerdo".

Sin nombrar en ningún momento la crisis en el PSOE, se ha limitado a pedir a los simpatizantes reunidos en Foronda que "se fijen en las cosas que se están viendo estos días", después de decir que "en España la situación política es de locos, mientras que aquí el PNV sigue vivo y de pie".