La mascarilla es uno de los objetos que mejor representan la denominada "nueva normalidad". De ser una herramienta casi desconocida para las personas ajenas al sector sanitario, se ha convertido en imprescindible en nuestro día a día. Se ha hablado mucho de ellas, de sus posibles perjuicios, de cómo utilizarlas para actividades como el deporte y, sobre todo, de la necesidad de su uso para luchar contra la pandemia de la COVID-19.

Hay mascarillas y mascarillas. Las podemos encontrar de muchas formas: quirúrgicas, FFP2, higiénicas…. No obstante, hay un grupo de mascarillas que el propio Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, se encarga de señalar: son las "mascarillas egoístas", favorables para el que la lleva, pero peligrosas para los de su entorno.

Mascarillas con válvula: una protección egoísta

"Las mascarillas con válvula están pensadas para que un persona que las lleve no se infecte", señalaba el pasado 29 de junio en rueda de prensa Fernando Simón, que detalla por qué su uso es contraproducente: "El problema de la válvula es que el aire que exhala la persona que la lleva lo concentra en un punto concreto, y eso puede hacer que en algún momento alguien que esté expuesto a ese aire puede infectarse".

Simón recoge el símil de "mascarillas egoístas", porque implica que una persona se protege pero que los demás "le preocupan poco". No obstante, el epidemiólogo sí se muestra dispuesto a "plantear el uso de mascarillas FFP2, que vayan mejor sin válvula", en un caso concreto: "Una persona que tiene seguridad de que no está infectada y tiene que protegerse mucho porque es vulnerable", indica.

Como explica la experta Boticaria García en el programa Zapeando, las mascarillas de válvula se han ganado el sobrenombre de "egoístas", básicamente, por su capacidad limitada para proteger de los contagios: "Están bien porque protegen a la persona que la lleva, pero si además quieres proteger al resto puedes ponerte encima otra mascarilla, en este caso, higiénica", explica.

Fernando Simón insiste en que usar estas mascarillas "desde el punto de vista poblacional, no es lo ideal", mientras que Boticaria García asegura que sí es posible hacer un uso responsable de ellas, aunque la clave está en ponerse encima de dicha mascarilla con válvula otra quirúrgica. Así, la persona en cuestión puede seguir utilizando este tipo de mascarilla sin poner en riesgo a las personas de su alrededor.

Tipos de mascarilla: quirúrgicas o EPI

El Ministerio de Consumo tiene una guía a disposición de la ciudadanía para que se pueda consultar los tipos de mascarilla que hay y, sobre todo, cuáles son las indicadas para luchar contra el coronavirus.

  • Mascarillas higiénicas
  • Mascarillas quirúrgicas
  • Mascarillas EPI

En primer lugar están las mascarillas higiénicas. "No es un EPI ni un producto sanitario", advierte el Gobierno. Sin embargo, "son un complemento a las medidas de distanciamiento físico e higiene recomendadas por el Ministerio de Sanidad en el contexto de la pandemia", apuntan.

Con respecto a cuánto duran, depende del fabricante, que indicará el número máximo de lavados. Dentro de este grupo hay tres clases: las que cumplen las especificaciones técnicas, las que cumplen con otro tipo de especificaciones, que no pasan el estándar de calidad, y las que no cumplen ningún tipo de especificación. La clave es, según el Ministerio, comprobar que en el etiquetado se haga referencia a "la norma UNE, que asegura el cumplimiento de un estándar de calidad".

En segundo lugar están las mascarillas quirúrgicas, cuya eficiencia, siempre y cuando se utilicen correctamente, está garantizada. Estas pautas son claras: por comodidad e higiene, se recomienda no utilizarlas más de cuatro horas y, "cuando la notes húmeda o sucia, cámbiala", espetan las autoridades.

En tercer lugar están las mascarillas EPI (Equipos de Protección Individual), a cuyo grupo pertenecen las "mascarillas egoístas". El texto del Gobierno advierte: "Se recomienda fundamentalmente su empleo por profesionales, para crear una barrera entre un riesgo potencial y el usuario. También pueden estar recomendadas para grupos vulnerables por indicación médica", como decía Fernando Simón.

Según su eficacia de filtración, las mascarillas de EPI pueden ser de tres tipos: FFP1, FFP2, y FFP3. Por su parte, aquellas con filtros contra partículas se dividen en P1, P2 y P3. Recordamos, el mayor riesgo lo tienen aquellas con válvula. Así lo muestra también el Ministerio de Consumo en la siguiente imagen:

Ante los riesgos que contiene el uso de las mascarillas con válvula, algunas comunidades ya han tomado medidas. Es el caso de Galicia, que prohibió su uso el pasado mes de junio, y Madrid, que en sus normas da pie a la utilización de las mismas solo para situaciones del ámbito profesional.