Sánchez precipitó la medida el pasado miércoles al considerar que la situación era ya insostenible a tres meses de las elecciones autonómicas, pero fue una decisión meditada desde hacía tiempo al no creer desde un principio en el proyecto que encarnaba Gómez, según fuentes socialistas. "Teníamos la esperanza de que diera un paso atrás", señalan desde el entorno de Sánchez, que destacan que desde el final del verano se empezó a analizar cómo "articular la mejor decisión" para evitar la medida drástica decretada esta semana y que ha supuesto un terremoto en el PSM.
Ferraz achaca a Gómez haber deteriorado la imagen del partido con el reguero de informaciones publicadas en los últimos meses sobre las presuntas irregularidades en la construcción del tranvía de la localidad madrileña de Parla, donde fue alcalde entre 1999 y 2008, llegando a ser el regidor más respaldado de España en poblaciones de más de 50.000 habitantes.
También le echa en cara haber abocado al PSM a una inestabilidad orgánica que ha puesto a la federación regional al borde del abismo electoral a menos de 100 días de la convocatoria de las urnas. "El partido está mal", admiten fuentes de la comisión gestora que ha relevado a Gómez, que justifican el que se haya tardado tanto en tomar la decisión en que se intentó hasta el último momento convencer a Gómez de que se echara a un lado.
La dirección federal no duda de la honorabilidad de Gómez y no ve probable que sea imputado por el sobrecoste del tranvía de Parla, pero los datos conocidos durante la investigación del caso estaban sembrando una imagen de sospecha que no era favorable al partido. Ante el enrocamiento de Gómez, que no veía que "hay momentos en donde hay que dar un paso atrás", la Ejecutiva federal tuvo que actuar. "¿A qué tiene que esperar la dirección para intervenir? Cuando uno tiene una responsabilidad, lo peor es no hacer nada", aseguró el pasado jueves el secretario de Organización del PSOE, César Luena, consciente de que es una decisión "excepcional por su gravedad e importancia".
En una entrevista en televisión dos días antes de dar el golpe en la mesa, Pedro Sánchez ya advirtió de que estaba decidido a hacer los cambios "orgánicos e ideológicos" que necesitaba el partido, sin dar pistas del movimiento que iba a hacer pocas horas después. Sánchez alabó en público a Gómez en octubre y en diciembre pasados y se mostró convencido de que lideraría el cambio en Madrid. "Pero después de Navidades, se vio que las expectativas iban a peor.
Cuando se ha llegado a la convicción de que no se remonta, había que hacer algo, no quedarnos de brazos cruzados", apuntan las fuentes. Gómez perdió las elecciones de 2011 con los peores resultados de la historia del PSM en unas autonómicas (26,2 % de los votos), tras tomar el mando de la organización en 2007 de manos de Rafael Simancas, que logró entonces el 33 %. En las europeas de mayo, el descalabro hizo que el PSM solo lograra el 18,94 % de los votos.
Desde Ferraz, se considera que "se han dado muchas oportunidades" a Gómez y que existía la certeza de que se iba a una nueva debacle en las urnas. "Cuando se ha llegado a la convicción de que no se remonta, había que hacer algo. El deterioro ha sido progresivo y constante", dijo Simancas. Con los carteles electorales de Tomás Gómez ya fotografiados, Sánchez anunció su cese al ser consciente de que no podía aguantar más por la necesidad de abrir el proceso para relevarle como candidato, aunque jugando con el estrecho margen que queda hasta mayo para evitar la convocatoria de primarias, lo que allana el camino para la elección del exministro de Educación Ángel Gabilondo. La decisión tampoco podía demorarse por la cercanía del debate del estado de la nación (24 y 25 de febrero) y el inicio de la campaña en Andalucía el 5 de marzo.