Según dijeron fuentes de la Casa Real española, el monarca alauí le dio la noticia a Felipe VI al final de la audiencia que ambos celebraron en el Palacio Real de Rabat, al poco de llegar el rey de España a Marruecos.

Felipe VI agradeció al monarca marroquí el "doble gesto", en referencia a la firma del acuerdo y que haya sido comunicado. El acuerdo de pesca había sido ratificado ya por las dos cámaras parlamentarias marroquíes -y previamente por la europea- el pasado mes de febrero, pero desde entonces estaba pendiente la firma del rey Mohamed VI para que pudiera entrar en vigor.

Aunque nunca hubo una explicación oficial, fuentes cercanas a las negociaciones explicaron que era el enfado marroquí por una nueva normativa europea sobre la entrada de verduras marroquíes en territorio comunitario, que afectaba particularmente al tomate marroquí y que según Rabat ponía en peligro 30.000 puestos de trabajo.

El pasado junio se anunció en Bruselas que las autoridades comunitarias y las marroquíes habían llegado a un principio de acuerdo sobre la cuestión agrícola, y desde entonces se esperaba que de un momento a otro se desbloqueara el capítulo pesquero.

El acuerdo pesquero permitirá faenar en aguas marroquíes a 126 barcos europeos, de los que un centenar son españoles, en su mayoría de carácter artesanal y con más de 700 tripulantes, sobre todo de Canarias y Andalucía, comunidad que requerirá un total de 44 licencias para barcos de Barbate, Conil y Algeciras, todos ellos de la provincia de Cádiz.

Como contrapartida, Marruecos recibirá de la UE unos 40 millones de euros anuales (frente a los 36,1 millones del anterior), a cambio de mayores cuotas de capturas y de extender la zona de pesca.

Concluye así uno de los episodios más largos y penosos para la flota europea, que fue expulsada de las aguas marroquíes en diciembre de 2011 después de que el Parlamento Europeo tumbase un acuerdo previamente consensuado entre la Comisión Europea y el gobierno de Marruecos.

La Eurocámara objetó que aquel acuerdo negociado entonces, y que tuvo que ser enmendado, era económicamente poco rentable, no respetaba la sostenibilidad de las especies y no contaba con la población local en el reparto de los beneficios económicos.