El rey Felipe VI aseguró que desde hace ya tiempo "determinadas autoridades" de Cataluña han venido incumpliendo la Constitución y el Estatuto autonómico, y ha tachó su comportamiento de "deslealtad inadmisible" y "conducta irresponsable".
Además, ante la situación "de extrema gravedad" en Cataluña, el monarca señaló que los "legítimos poderes del Estado" deben asegurar "el orden constitucional", la vigencia del Estado de derecho y el autogobierno de Cataluña, basado en la Constitución y en su Estatuto de autonomía".
Turull ha opinado que el discurso del rey fue "espantoso y un error desde todos los puntos de vista" y, en este sentido, ha agregado que "fue la versión monárquica del 'a por ellos'".
Según el portavoz del ejecutivo catalán, el rey hizo de "portavoz de la estrategia" de Rajoy y justificó además los "resortes del Estado de barra libre" contra el soberanismo "negando las evidencias".
El portavoz del ejecutivo catalán ha recriminado además a Felipe VI que actuase como el "jefe de un tribunal" y no del Estado, con las críticas a las autoridades catalanas, a las que "acusó de estar al margen de la ley".
Por su parte, ERC cree que el discurso se lo escribió el PP, que ha utilizado a la corona para avalar el artículo 155 en Cataluña. Algo que no descartan los populares, que intuyen en el firme y contundente mensaje del rey un espaldarazo.
Una intervención, que según históricos del periodismo, era necesaria si Felipe VI no quería poner en peligro su corona.
El PSOE agradeció las palabras del monarca por su defensa de la Constitución. Eso en Ferraz, porque los socialistas catalanes se indignaron por la falta de apelación al diálogo.
En Unidos Podemos decepción por la declaración real por su falta de empatía y su dureza. Una posición en las antípodas de Ciudadanos, que vio en el rey firmeza y esperanza para resolver el problema en Cataluña.