Andalucía cambia de color. El rojo socialista que bañó la práctica totalidad de las provincias del sur durante 40 años se ha tornado finalmente en puro azul, el azul de un Partido Popular dirigido por Juanma Moreno Bonilla que no ha tenido rival en la conquista del pensamiento andaluz. Sus arrolladores números así lo indican:una mayoría absoluta con la que deja inservible el crecimiento de Vox y con la que, además, manda al abismo a Ciudadanos. El propio candidato pareció prever este escenario; al menos, uno similar, atendiendo a su forma de proceder tras la débil victoria de Fernández Mañueco en Castilla y León. Aunque quizá no esperaba un éxito tan rotundo como el que ha obtenido este 19 de junio.
Lo que es seguro es que hizo la campaña suya y reorientó el debate público a su favor. Y con esta maniobra, impecable para los suyos, ha borrado de un plumazo a sus competidores en la lucha por capitalizar y monopolizar el espacio de la derecha y ha dejado al bloque progresista en una situación de crisis. Esto es, un PSOE sin proyecto y únicamente sostenido por la tradición del voto y unas izquierdas alternativas fragmentadas, perdidas, y cuya máxima autocrítica hasta ahora ha sido la de criticar al partido hermano por no sumarse a sus respectivos proyectos. Pero al margen de análisis superficiales, toca profundizar en lo ocurrido en Andalucía.
Porque hay detalles que marcan la diferencia y que anticipan cómo se puede transformar el juego político en todo el territorio en el futuro. Detalles que ya se pueden estudiar para comprender a qué factores responde exactamente lo logrado por Moreno Bonilla y a lo perdido por la izquierda, comenzando por la conquista del territorio. ¿Realmente se ha dado una transformación del voto en feudos históricamente socialistas? Responde Antonio Maestre, periodista y subdirector de 'La Marea': "Aunque es difícil de saber todavía porque es necesario mirar bien los mapas de votación por zonas censales, se puede producir porque ha habido un proceso de transformación sociológico, urbano".
Una transformación, detalla Maestre, que hace que esos núcleos poblacionales cambien en sí mismos, y en consecuencia la orientación del voto: "Es posible que haya existido un trasvase de votos de la izquierda a Juanma Moreno, pero no es que cambie el voto, es que ha habido gente que ha llegado a esas zonas con grandes diferencias sociológicas respecto a las que antes había. En los planes de ordenación se han creado nuevos equipamientos urbanos que han hecho que se mude allí gente con un poder de renta mucho más alto. Eso cambia la sociología del voto". El periodista, gran conocedor de esa reestructuración poblacional en Madrid, pone un ejemplo cercano: "Ciudades que históricamente tenían renta baja cuentan ahora con barrios de renta alta. En el PAU del Hospital de Fuenlabrada la renta es tres veces superior a la del resto de Fuenlabrada. En ese PAU, obviamente, gana la derecha".
"Está habiendo un proceso de colonización por parte de personas conservadoras y con mayor renta que antes vivían en núcleos urbanos y que ahora van a esas ciudades. Se está desplazando la gente", denuncia Maestre, quien apunta que factores como los altos precios del alquiler o de la vivienda también obligan a la población con menos poder adquisitivo a trasladarse a otros lugares donde vivir: "Ahora, en las periferias de esas zonas históricamente de izquierdas se están creando barrios dirigidos a gente con una renta más alta, y por eso cambia el voto". Así, a través de este razonamiento, se mantiene la idea de que "en las zonas con una correspondencia de renta baja se sigue votando a la izquierda y en las de renta alta se sigue votando a la derecha".
Una izquierda en crisis ante las crisis
Esta podría ser una primera explicación al porqué del azul popular bañando con detalle zonas nunca vistas en el territorio andaluz, pero no a la debacle de la izquierda alternativa en Andalucía y sus consecuencias. Dos claves anticipan la conversación con Antonio Maestre sobre esta cuestión, hilada a los efectos de ese reordenamiento urbanístico y poblacional: la mencionada fragmentación de una izquierda que suma bastante menos disgregada -dicen los datos que si Por Andalucía (cinco escaños) y Adelante Andalucía (dos) hubieran concurrido juntas al 19J habrían alcanzado los 13 o 14 diputados- y una abstención -el tercer dato más bajo de participación en Andalucía desde 1982- que conduce no solo a los malos resultados del bloque progresista; también, a una peligrosa tendencia.
"Ya hay mapas de abstención por zonas de renta que explican que la brecha entre las zonas ricas y zonas pobres, en lo que tiene que ver con la participación, ha aumentado. Ha subido la abstención en las poblaciones más pobres y ha bajado en las de más renta. Eso, sin duda, ha afectado a la izquierda", subraya el subdirector de 'La Marea', constatando la existencia todavía de "una especie de certeza sociológica: que la gente de menor renta vota en mayor medida al PSOE y a los partidos de la izquierda, y la gente de mayor renta vota al PP y a Vox". Pero ¿qué ha dado pie a esa desmovilización mayúscula hacia la izquierda? ¿Hay desafección hacia proyectos políticos o ya es directamente un aviso al propio sistema?
Ahora, la izquierda no tiene capacidad para hacer ver a su potencial electorado que su trabajo sirve para mejorar la vida cotidiana, y eso es muy relevante"
Para Maestre, en Andalucía, así como en otros territorios donde recientemente se han celebrado elecciones, como Castilla y León o Madrid, "hay ambas cosas", y ahonda en esta problemática: "Cuanto más degradado está el barrio, más nihilismo y negación del sistema hay". Se observa, dice el periodista, comprobando el dato de participación en zonas humildes como las Tres Mil Viviendas, donde la abstención "ha alcanzado el 90% en algunas zonas censales". Pero en zonas de renta baja que no son prácticamente marginales, la participación, aunque no llega a esos niveles, también es baja: "En esas poblaciones sí incide el hecho de que no se vea al PSOE o a la izquierda como garantes de una mejoría".
Se trata del mayor problema, según el periodista, que afronta la izquierda en lo relativo a esta cuestión: "En esas otras zonas de menos renta, en las que al fin y al cabo vive la clase trabajadora, o la clase media-baja, sí se precisan de los servicios públicos, de la atención del Estado para que la vida mejore de manera sustancial. Y ahí tiene que trabajar mucho la izquierda. No solo en mejorar de manera concreta las condiciones, como están haciendo desde el Gobierno -es un hecho que por lo menos sí están tomando medidas-, sino en mejorar la percepción de que esas medidas ayudan a esa población". "Ahora, la izquierda no tiene capacidad para hacer ver a su potencial electorado que su trabajo sirve para mejorar la vida cotidiana, y eso es muy relevante", recalca.
Es relevante esta tesitura en un momento socioeconómico como el actual, con una inflación disparada -ahora mismo está en los 8,7 puntos- que deriva en una pérdida notable del poder adquisitivo y en la precarización de las condiciones de vida de la mayoría poblacional. "Es muy difícil que te hagan ver que lo que están haciendo te ayuda cuando en tu día a día estás viendo todo lo contrario. Es un ciclo endiablado para la izquierda, porque a pesar de esas políticas la gente ve que la inflación devasta sus condiciones de vida diariamente, y por ello el panorama es bastante negro", concluye Maestre. De aquí parte la gran pregunta que marca el siguiente tramo de la charla: ¿qué lectura saca la izquierda de todo esto? ¿Qué pasos toca dar ahora?
Hacia dónde va el bloque progresista
"Intentar explicar qué es lo que tiene que hacer la izquierda para recuperar fuerza y proyección es una pregunta prácticamente imposible de resolver. Si lo supiéramos, alguien, cualquier persona, sería muy distinto", reconoce el autor de 'Los Rotos: las costuras abiertas de la clase obrera'. Insiste, además, en que la situación no acompaña ni muchos menos a la difícil tarea de recuperar la ilusión por el voto progresista. Tanto que se muestra tajante: "Mientras exista una inflación alta, la izquierda no tiene ninguna posibilidad". Es, de facto, una coyuntura diametralmente opuesta al "principal objetivo que tiene que tener la izquierda: mejorar la vida concreta".
Y es precisamente en esta lucha contra un abismo social de proporciones épicas, en el que caben una pandemia, un volcán en erupción durante meses o una guerra que ha cambiado las posiciones geopolíticas a nivel mundial, donde radica el gran reto de la izquierda a corto, medio y largo plazo: evitar esa derechización aparejada a nuevas políticas neoliberales y no morir en el intento. Una batalla nada fácil, incide Maestre: "La población no tiene por qué ver qué medidas de las políticas de izquierda le ha afectado de manera positiva. A veces, hay gente que, por sus condiciones, no ha tenido que acudir a esas medidas o estas no les ha afectado positivamente, pero la inflación afecta a todos y cada uno de los ciudadanos de este país, en mayor medida a los más vulnerables. Algo demoledor para las intenciones de la izquierda".
¿Cómo debe encarar entonces la izquierda estas complejas circunstancias manteniendo al mismo tiempo la batalla cultural e ideológica? Desde luego, no como en las últimas campañas electorales, limitando su discurso a alertar de la llegada de la extrema derecha a los parlamentos; un discurso que no ha aportado grandes resultados. Curiosamente, hay un pensamiento, o un sentimiento más bien, que se ha repetido casi como mantra en los últimos días tras conocer el resultado de los comicios andaluces: el del alivio por la mayoría absoluta del Partido Popular porque, de esta forma, se evitaba la entrada de Vox en la Junta de Gobierno. ¿Debe ser ese el gran objetivo del bloque progresista? Maestre vuelve a ser tajante: "En ningún caso".
"Si bajas el listón tanto no tienes ninguna posibilidad, ni para el presente ni para el futuro. La izquierda insiste ahora mismo en este discurso porque no tiene un proyecto. Es cierto que se han dado todos los escenarios apocalípticos que se pueden dar antes de una legislatura y que lo ponen muy difícil, pero no se puede plantear como un alivio que el PP tenga mayoría absoluta", argumenta el subdirector de 'La Marea', esgrimiendo que "si el horizonte es aceptar que el PP tenga mayoría absoluta obviamente no se es una opción de gobierno". De hecho, critica, es como llevaron la campaña electoral en Andalucía.
"Cuando tú planteas en términos electorales una campaña transmitiendo que la has perdido antes de empezar ya no eres una posibilidad. Y para ir a unas elecciones tienes que presentarte como alternativa", razona Maestre, quien cuestiona el éxito del esquema electoral difundido hasta ahora: "No puedes hacer una campaña solo con el miedo a la extrema derecha si no tienes un proyecto alternativo. La izquierda así está muerta". Un mensaje directo no ya a las plataformas andaluzas derrotadas en esta última cita política, sino a los líderes del bloque progresista que marcarán los futuros pasos de la izquierda en España. Un futuro que, ahora mismo, tiene nombres propios: Yolanda Díaz y 'Sumar'.
Del frente amplio a la izquierdización del PSOE
¿Es el frente amplio que propone la vicepresidenta y ministra de Trabajo la solución a la grave crisis que atraviesa la izquierda u otro continente sin contenido destinado a desaparecer? Maestre lo tiene claro: "La plataforma que pretende hacer Yolanda Díaz es la única vía que tiene la izquierda ahora mismo, lo que no quiere decir que esa vía vaya a funcionar". El porqué de ese posible fracaso se ha mencionado ya varias veces, la inflación: "No depende de Yolanda Díaz ni de la izquierda, una inflación de este tipo acaba con cualquier gobierno. La inflación es el caballo del apocalipsis. No solo acaba con los gobiernos, es que ha acabado directamente con democracias a lo largo de la historia".
Ahora bien, matiza Maestre, si la inflación baja y se mantiene en niveles aceptables, "cualquier proyecto de futuro de la izquierda podrá tener alguna posibilidad dependiendo de cuál sea su planteamiento. En condiciones normales, el proyecto de Díaz es ganador". Aun así, teniendo presentes los números que conforman actualmente el Congreso de los Diputados, no depende solamente de la ministra y su nueva plataforma que la izquierda recupere un espacio que ha ido cediendo poco a poco en favor de la derecha. Es necesario que el principal partido del bloque, el PSOE, se consolide en el espectro progresista. Algo que, a juicio de Maestre, no está ocurriendo ahora mismo: "El PSOE está llevando una línea equivocada".
"En un momento de creciente derechización, cuando ocurre eso, el PSOE se siente un poco timorato. En vez de intentar marcar un perfil propio mucho más ambicioso y de izquierdas, acaba ganando la vía liberal más centrista que tiene el PSOE e intenta ir al centro, influido por esa derechización creciente", arguye el autor de 'Los Rotos', recordando que, durante la campaña electoral previa a las elecciones de Madrid del 4 de mayo, el candidato socialista, Miguel Ángel Gabilondo, quiso acercarse al votante de Ciudadanos para llevárselo a su terreno: "Una de sus propuestas fue no subir los impuestos. Obviamente, eso es adaptarte al marco de la derecha".
No solo eso, manifiesta, pues cree que cuando el PSOE toma ese camino "el único beneficiado es la derecha". Por tanto, para recuperar un terreno progresista cada vez más pequeño, el PSOE "tiene que intentar transmitir que es otra cosa". Una forma de entender la política que no suele adherirse a los planteamientos estratégicos de los socialistas, según Maestre: "El PSOE vira a un lado y a otro dependiendo de cuál sea la demanda de la opinión pública. Si captan un ambiente de derechización, hacia él van, y viceversa. Pero lo cierto es que ganan precisamente cuando existe un ambiente progresista". Quedan meses para las próximas elecciones autonómicas y más de un año para las generales, pero con esta tesis urge a la izquierda repensar su proyección política y electoral. Y, por qué no, mantener la esperanza de que el fatal escenario económico mejore pronto.