Artur Mas pone al proceso soberanista en juego para luchar por su tercera investidura. "Sin investidura no hay gobierno definitivo y como consecuencia el proceso queda encallado" dice el president en funciones. Pide ser investido presidente para poder seguir adelante con la independencia e insiste una y otra vez en su discurso "se ha terminado el recurso a las mayorías silenciosas, hay mayoría absoluta de los partidarios de construir un estado".

Pero sabe que no lo tiene fácil. Es dice, un reto gigante y le manda un mensaje a la CUP, clave para su investidura, "un reto enorme, que para conseguirlo se necesita a todos los que crean y se comprometan, no sobra nadie".

Mas habla de 18 meses, que es el límite de tiempo que se pone para pasar de la autonomía al estado catalán, porque dice "el plebiscito del 27S no se hizo para gestionar la autonomía cada vez más limitada, sino para construir un estado con una constitución reconocida internacionalmente".

El candidato de Junts pel Sí habla de la organización del nuevo estado. Incluso ha llegado a afirmar que "Cataluña podría haber mantenido el estado de bienestar y las retribuciones de los empleados públicos sin recortes".

Porque su discurso ha sido también todo un reproche contra el Gobierno. Mas preguntaba "quién se puede identificar con que trata a los demócratas como si fueran delincuentes". Y estas palabras han hecho que miembros del PP reaccionarán incrédulos.

El presidente de la Generalitat en funciones ha querido terminar con un mensaje "dice un viejo proverbio que no puedes dirigir el viento pero si las velas de tu barco, de nosotros depende que haya una navegación de la mayoría y llegar a buen puerto". Mas invita al Estado a aprovechar el margen para la negociación aunque ha dicho este proceso, no lo puede parar nadie.