Ángel Ojeda, acusado de llevarse dinero de los cursos de formación, encontró el refugio perfecto para su fortuna. Luxemburgo, considerado un paraíso fiscal, le sirvió para ocultar y hacer negocios.

‘El Mundo’ publica la prueba, el acta que convierte a Ojeda en accionista de una empresa luxemburguesa administrada, además, por testaferros. Según ‘El Mundo’, esta empresa se dedicaba al negocio inmobiliario, pero después de rastrear su actividad no ha aparecido ni un solo movimiento.

Sin embargo, desde la llegada de Ojeda, la empresa luxemburguesa llegó a engordar hasta los 7,3 millones de euros en el año 2000. Sin fianza, pero con cargos (falsedad y fraude), acusado por la UDEF con los cursos de formación.

Acusado de fraude por llevarse, supuestamente, unos 50 millones de euros de dinero público que debía haber sido para cursos de formación para parados. La Junta defiende que el fraude es de otra etapa y señala que cada uno pague por sus pecados.

Sin embargo, durante el Gobierno de Griñán, sindicatos y empresarios no tenían la obligación de justificar si el dinero finalmente lo gastaban en formar a parados.