Siguen desconectados

Los vecinos de Sacecorbo (Guadalajara) llevan nueve días incomunicados: "Si a una persona le da un infarto, ¿cómo avisas?"

¿Por qué es importante?
Hay un pequeño municipio de Guadalajara que está incomunicado desde el 25 de abril, días antes del gran apagón. A Sacecorbo no ha vuelto la normalidad y los vecinos no pueden más.

En Sacecorbo, Guadalajara, llevan nueve días sin cobertura

En el pequeño municipio guadalajareño de Sacecorbo siguen incomunicados. Hace nueve días denunciaron que se había producido un corte en las líneas de teléfono, tanto fijas como móviles, pero nadie ha hecho nada por solucionarlo. Se sienten abandonados, ya que, el problema se remonta a días previos del gran apagón que sumió en la oscuridad a la Península Ibérica.

Isidora, una de sus vecinas, tiene 92 años y siempre lleva un colgante con el que pide teleasistencia en caso de emergencia, pero desde hace nueve días no tiene respuesta. Tampoco cuando llama por teléfono.

En Sacecorbo los vecinos dependen de la señal de una única compañía telefónica, pero desde el 25 de abril no tienen ni una sola raya de cobertura. Y, aunque para algunos tan solo supone un apagón telefónico de nueve días, lo cierto es que para otros es todo un peligro.

Por el momento, los vecinos de este pueblo alcarreño carecen de explicaciones sobre el suceso. "No nos han explicado nada de nada", se lamenta uno de ellos, que no sabe si recuperará o no la línea de teléfono o si seguirán incomunicados durante mucho más tiempo.

No pueden hacer su vida con normalidad: los niños no pueden hacer los deberes y los teletrabajadores se acercan a la gasolinera. Así nos cuenta un vecino su caso: "Tengo que ir a trabajar a la gasolinera".

Se sienten abandonados. Desamparados por la compañía y viven con miedo a que les pase algo y no puedan comunicarse con sus seres queridos. "Mi madre tiene 92 años y tengo que estar aquí", afirma una mujer. Otro se queja de que, si a una persona le da un infarto, no se puede avisar a los servicios médicos.

Esta situación asusta, sobre todo, a las personas mayores del pueblo, como Isidora.