Los países de la Unión Europea han conseguido llegar a un acuerdo para establecer un tope de precio a las importaciones de gas en 180 euros el megavatio-hora (MWh) en las transacciones vinculadas a índice TTF de Ámsterdam.

El acuerdo salió adelante con el voto en contra de Hungría, las abstenciones de Países Bajos y Austria y los votos a favor del resto de Estados miembros en una negociación desarrollada en el duodécimo consejo de ministros de Energía del año, según informaron a EFE fuentes europeas y diplomáticas.

Los ministros de Energía de los Veintisiete llegaban a este encuentro con el mandato de acordar el mecanismo de corrección del mercado, tras el ultimátum que les dieron el pasado jueves los líderes europeos a fin de contar en 2023 con una herramienta para evitar picos de precios excesivos en el mercado europeo.

Según el acuerdo alcanzado, el mecanismo se activará cuando al mismo tiempo se superen los 180 euros en el mercado europeo durante tres días seguidos y haya una diferencia de precio de 35 euros respecto a los mercados internacionales.

"DEAL", ha tuiteado el representante de la República Checa Dmitrij Cernikow. Un mensaje con el que ha anunciado que han logrado llegar a un acuerdo. Un pacto que no ha sido fácil alcanzar, y es que fue en octubre cuando comenzaron las negociaciones.

Tras esto, la vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, también ha querido celebrarlo a través de sus redes sociales compartiendo un mensaje en el que anuncia que "por fin" han conseguido llegar a un acuerdo.

"El acuerdo se aplicará a partir del 15 de febrero de 2023. Su eficacia y la necesidad de ampliarlo o modularlo serán evaluados por la COM, ESMA y ACER y podrá suspenderse su aplicación en determinadas circunstancias", ha explicado la ministra.

Este acuerdo se produce después de que en la última reunión no consiguiesen cerrarlo debido al bloqueo de Alemania y Países Bajos. Una situación bien distinta a la que se ha vivido en esta ocasión, y es que Alemania ha votado a favor a pesar de haber expresado preocupaciones sobre el impacto de la política en la capacidad de Europa para atraer suministros de gas en mercados globales de precios competitivos.