Inicialmente, estaba previsto que esta ronda de negociaciones durara sólo dos días, pero se optó por prolongarla uno más ante la clara posibilidad de acordar medidas de aplicación inmediata y a medio plazo por parte de Irán para garantizar los fines pacíficos de su programa nuclear a cambio del alivio de las sanciones económicas que le impone Occidente.
"Estamos trabajando duro" fue el único comentario que hizo el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, al retornar a su hotel al término de una reunión tripartita en la que participó con la responsable de la política Exterior de la Unión Europea, Catherine Ashton, y el ministro de Exteriores iraní, Javad Zarif.
El portavoz de Ashton dijo por su parte que ésta "mantuvo buenas discusiones con el secretario de Estado Kerry y con el ministro Zarif" y que este sábado habrá un nuevo encuentro.
En tanto, el viceministro de Exteriores de Irán, Abas Araqchi, quien es el "número dos" en estas negociaciones por su país, afirmó que las conversaciones fueron productivas.
Durante el día, los indicios de un acuerdo fueron reforzados por la llegada (no prevista) de Kerry y de sus homólogos de Francia, Laurent Fabius; del Reino Unido, William Hague; y de Alemania, Guido Westerwelle.
Este sábado aterrizará en Ginebra el jefe de la diplomacia rusa, Serguei Lavrov, para incorporarse a las negociaciones en su tramo final. El primer día de negociaciones había sido conducido por los 'números dos' de Exteriores de las seis potencias (conocidos como grupo de P5+1), que actuaban como contrapartes del ministro Zarif.
Aunque las señales alimentan un cierto optimismo, tanto Fabius como Kerry enfatizaron al principio de la tarde que había avances y que eran importantes, pero que no todos los temas estaban cerrados, con diferencias que todavía persistían.
El texto incorporaría, según fuentes diplomáticas, medidas concretas que Irán debería cumplir de forma inmediata, como detener el proceso de enriquecimiento de uranio al 20 por ciento y hacer que las reservas existentes dejen de ser utilizables.
A cambio se aliviarían las sanciones económicas contra Irán, relacionadas con el bloqueo de fondos iraníes en el exterior y con el comercio de minerales y productos petroquímicos.
El levantamiento parcial de las sanciones dependería directamente de que Irán cumpla con sus compromisos y podría ser reversible.
Según declaraciones ofrecidas por Zarif, para su equipo negociador es muy importante volver a Teherán con un acuerdo que pueda ser refrendado por el líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jameneí.
"No podría acordar algo si no creo que se pueda mantener cuando vuelva (a Irán)", ha dicho hoy Zarif al "Breaking Defensa", un medio estadounidense especializado en cuestiones de defensa.
Actualmente, Irán cuenta con 18.000 centrifugadoras instaladas y 10.000 que enriquecen uranio a pleno rendimiento. Esta tecnología puede ser usadas para fines civiles (energéticos o médicos), pero cuando el refinamiento del uranio alcanza niveles más elevados puede ser utilizado como el núcleo de una bomba atómica.
Irán niega que ésta sea su intención, pero el clima de confrontación alimentado por el expresidente Mahmud Ahmadineyad durante sus ocho años en el poder han dado poco espacio a la comunidad internacional para sopesar sus verdaderos propósitos.
La llegada del nuevo gobierno, encabezado por Hasán Rohaní, ha creado una nueva atmósfera, de la que podría surgir el acuerdo tan esperado.