Rusia y Ucrania se acusan mutuamente del bombardeo a una cárcel con prisioneros de guerra ucranianos en la que habrían muerto al menos 53. El ataque se produjo en territorio controlado por los separatistas prorrusos, en la provincia de Donetsk.

Los ucranianos atribuyen los asesinatos de sus prisioneros a mercenarios del grupo Wagner. Para el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, esta actuación "es un crimen de guerra ruso deliberado, un asesinato de masa deliberado de prisioneros de guerra ucranianos, con más de 50 muertos”.

Y no sería el único crimen, ya que en las últimas horas se ha difundido un vídeo en el que un presunto mercenario de Wagnercastra a un prisionero ucraniano antes de ejecutarlo. En las imágenes aparece un joven maniatado tras ser capturado y con las piernas abiertas, mientras que un supuesto mercenario de Wagner usa un cúter para castrarlo.

El Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, ha lamentado el ataque contra la cárcel y ha tildado de atroz el vídeo de la presunta castración. "La Unión Europea condena en los términos más enérgicos las atrocidades cometidas por las Fuerzas Armadas rusas y sus representantes. Estos actos bárbaros e inhumanos representan violaciones graves de los Convenios de Ginebra y su Protocolo Adicional y constituyen crímenes de guerra", ha destacado en un comunicado.

Las Fuerzas Armadas, el Ministerio de Defensa, los servicios de seguridad y el Defensor del Pueblo de Ucrania han pedido a las Naciones Unidas y al Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) que investiguen el ataque y envíen representantes para esclarecer la "masacre".

Desde Moscú sin embargo se acusa a Ucrania no sólo de haber bombardeado la cárcel, sino de haber empleado en el ataque los lanzamisiles Himars proporcionados por Estados Unidos. El Kremlin dijo haber enviado al lugar un equipo del Comité de Investigación de Rusia, la principal agencia de investigaciones penales del país, para discernir lo sucedido, mientras que la agencia estatal de noticias RIA Novosti, en sincronía con las acusaciones de Moscú, dijo que en el lugar se encontraron fragmentos de cohetes Himars.

Según el Kremlin, el bombardeo fue una “sangrienta provocación del régimen de Kiev” y dijo que entre los muertos se encontraban miembros del batallón Azov, una división que ganó notoriedad por defender el puerto ucraniano de Mariupol frente al avance ruso.