De los ataques y atrocidades cometidos por Moscú en Ucrania poco queda cuando se informa de ello en las televisiones rusas. El 'New York Times' ha analizado hasta 50 horas de esa información y cómo contaron los medios diferentes noticias sobre el conflicto a la población rusa.
Así, de acuerdo con su relato, no hubo bombardeo sobre la maternidad de Mariúpol, donde aseguran que los combatientes ucranianos usaban a civiles como escudos humanos en las azoteas del centro, según ellos, un nido del batallón Azov.
Para las televisiones de la órbita de Moscú, todo estaba orquestado: argumentaron que por eso no había sangre en el interior, que los evacuados eran soldados y que dos de las embarazadas que aparecen en las imágenes difundidas por medios internacionales son la misma y que no existe la que fue evacuada en camilla y acabó muriendo, según narró la agencia Associated Press. La que sí existe, afirman, lo niega todo y acusa a los soldados ucranianos.
Según el análisis del 'New York Times' de los medios rusos, su papel es crear un mundo paralelo, que es el que llega a la población. En esa realidad alternativa, cuando los soldados rusos salieron de Bucha, no había un solo cadáver en el asfalto y los cuerpos que enseñan los occidentales, según ellos, se mueven o no presentan signos de descomposición porque han muerto más tarde a manos de radicales ucranianos.
En cuanto al barco Moskva, que según Ucrania fue hundido por dos misiles Neptuno, en esa dimensión paralela de los medios analizados no lo hundió Kiev, sino que se fue a pique por un incendio y su tripulación se salvó e incluso ha sido condecorada.
En esa guerra alternativa, la central nuclear de Zaporiyia tampoco es un recinto amenazado y sitiado por explosiones, sino que los rusos la han pacificado y ahora los empleados fichan y trabajan en ella, mientras todo fluye gracia a Moscú.