La capilla ardiente del papa emérito Benedicto XVI,fallecido el pasado sábado con 95 años, abre por tercer día después de que unas 135.000 personas hayan podido dar su último adiós al pontífice y en espera del funeral que se celebrará el próximo jueves.

Durante esta jornada acudirán a la capilla ardiente en el Vaticano la reina Sofía y el ministro de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Félix Bolaños. Según confirman desde el Gobierno, será a las 18:00 horas de la tarde.

Además, ambos asistirán el jueves al funeral, junto a la embajadora de España ante la Santa Sede, Isabel Celaá, que será presidido por el papa Francisco y al que asistirá también la plana mayor de la Conferencia Episcopal Española. El presidente polaco, Andrzej Duda; el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa; y el rey Felipe de Bélgica, son otras de las personalidades que también han confirmado asistencia.

Se da la inédita circunstancia de que en esta ocasión será un papa quien celebra las exequias de otro papa. Aunque debido a los problemas de movilidad de Jorge Bergoglio es probable que concelebrará con el Secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, y el decano del Colegio Cardenalicio, el cardenal Giovanni Battista Re.

Por otro lado, no será un funeral de Estado, al no tratarse de un pontífice "reinante", aunque contará con delegaciones oficiales de Italia y del país natal de Ratzinger, Alemania, y otras autoridades podrán asistir pero deberán hacerlo a título personal. Cabe recordar que Joseph Ratzinger fue en 2013 el primer pontífice en renunciar en los últimos seis siglos.

Aún no se ha confirmado nada sobre el rito de la liturgia, que quizá tendrá algunas variaciones por la condición de "emérito" de Benedicto XVI, pero algunas fuentes aseguran que la voluntad de Francisco es rendir homenaje a su predecesor con todos los honores, así que es probable que, por ejemplo, el féretro con los restos de Joseph Ratzinger atraviese la Puerta de la Muerte, una de las cinco puertas de la Basílica de San Pedro que se utiliza para que la atraviesen los ataúdes de los pontífices.

Después, el cuerpo de Benedicto XVI será enterrado en un ataúd de ciprés en la cripta de la basílica de San Pedro. En él se introducirán tres elementos: monedas conmemorativas a su pontificado; un texto que describe los hechos principales de su pontificado, en un cilindro metálico, y palias correspondientes a su dignidad episcopal. Al no ser el Pontífice actual, no se le enterrará con distintivos de los Papas como el anillo o la cruz pastoral.

La tumba elegida por él mismo ha sido la queacogió los restos de Juan Pablo II, vacía desde que el cuerpo de éste fuera trasladado a una capilla de la basílica de San Pedro con motivo de su beatificación en mayo de 2011.