Las autoridades migratorias estadounidenses han arrestado esta semana a cientos de inmigrantes sin papeles, con o sin antecedentes penales, durante una macrooperación que se ha desarrollado en seis estados y se trata de la primera acción policial de envergadura contra los indocumentados desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.
Si bien durante la Administración Obama las autoridades migratorias llevaron a cabo operaciones similares, sin ir más lejos, la operación 'Cross Check' de 2015 resultó en la detención de 2.095 inmigrantes sin papeles, un alcance no se extendía a los indocumentados con un historial limpio de delitos.
El número exacto de detenidos no se ha dado a conocer en esta ocasión, pero solo en la zona de Los Angeles unas 160 personas han pasado a disposición policial, según el director local de la agencia de Inmigración y Aduanas (ICE), David Marin, quien reconoció que un 25 por ciento de los detenidos carecían de antecedentes.
La operación ha sido confirmada por la portavoz del Departamento de Seguridad Interior, que supervisa al ICE, Gillian Christensen, quien no obstante ha eludido hablar de "redada" y emplear el término oficial de "acciones policiales selectivas".
Los detenidos "son personas que suponían una amenaza pública o a la integridad del sistema de inmigración", en su mayoría "peligrosos criminales, algunos de los cuales habían sido condenados por asesinato o violencia doméstica".