La Justicia rusa ha eximido de pena de cárcel y condenó a tratamiento psiquiátrico forzoso a la mujer que decapitó en marzo pasado en Moscú a una niña de tres años que estaba a su cargo y paseó su cabeza por la calle.
El tribunal consideró a la empleada del hogar de origen uzbeko, Gulchejrá Bobokúlova, culpable de asesinato de una menor de edad, pero optó por no condenarla a una pena de prisión. Según el fallo, la mujer "no estaba en plenitud de sus facultades" cuando cometió el crimen, que tuvo una gran resonancia en este país.
Con todo, el juez matizó que la asesina era consciente de que la víctima se encontraba indefensa, ya que la menor sufría parálisis cerebral. Bobokúlova, que sufre trastornos psicológicos crónicos, admitió en su momento su culpa y se mostró dispuesta a asumir su responsabilidad.
La asesina, de 39 años, fue detenida junto a la estación de metro de 'Oktiábrskoye Pole', al noroeste de Moscú, donde había paseado llevando en la mano la cabeza cortada de la pequeña Nastia, de cuatro años.
La mujer exhibió la cabeza de su víctima gritando "soy una terrorista" y 'Allahu Akbar' (Dios es grande), además de otras frases como "odio la democracia".
Según la investigación, Bobokúlova, que llevaba tres años trabajando con la familia de la pequeña Nastia, poco antes había asesinado a la niña e incendiado el apartamento cuando los padres salieron de la casa con su hijo mayor.
La alarma saltó cuando el cadáver decapitado de la menor fue descubierto por los bomberos que habían accedido al apartamento para extinguir el incendio.