"¡No se dejen corromper!", ha exclamado el pontífice en su mensaje a los representantes de sindicatos de todo el mundo reunidos en el Vaticano. "Es terrible esa corrupción de los que se dicen sindicalistas, que se ponen de acuerdo con los emprendedores y no se interesan de los trabajadores dejando a miles de compañeros sin trabajo", ha avisado.

Esto, según ha precisado, es "una lacra que mina las relaciones y destruye tantas vidas y familias". Por ello, ha insistido a los sindicalistas en que no deben dejar "que los intereses espurios arruinen su misión, tan necesaria en los tiempos" actuales.

Por parte de España, han asistido los responsables de Internacional de CCOO y UGT, Cristina Faciaben y Jesús Gallego, respectivamente; el obispo emérito de Ciudad Real y responsable de la Pastoral Obrera de la CEE, Antonio Algora, el consiliario general de la HOAC, Fernando Díaz, y el director de la revista Noticias Obreras, Abraham Canales.

El papa ha indicado que los sindicatos y movimientos de trabajadores, "por vocación", deben ser "expertos en solidaridad", por lo que también les ha invitado a trabajar en favor del respeto y el cuidado y para que "la conciencia de la crisis del trabajo y de la ecología" se traduzca "en nuevos hábitos y políticas públicas".

El pontífice ha advertido de que el trabajo "no puede considerarse como una mercancía ni un mero instrumento en la cadena productiva de bienes y servicios". "Debe tener preferencia sobre cualquier otro factor de producción, incluyendo el capital", asegura defendiendo que también se necesita garantizar la dignidad del trabajo.