La mayor masacre

Matanza de la Policía brasileña en las favelas, con más de 130 personas asesinadas en un asalto con violencia extrema

¿Qué están diciendo? El gobernador de Río de Janeiro, afín a Bolsonaro, ha defendido que eran narcoterroristas. Su lema es "bandido bueno, bandido muerto".

Matanza en Favelas
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A medida que Río de Janeiro trata recuperar cierta normalidad, los familiares siguen acudiendo a recoger los cuerpos de algunos de los masacrados esta semana a manos de la Policía en las favelas.

"Estamos todos en un compás de espera porque no sabemos, primero, si estas operaciones se van a volver a repetir, y segundo, cuál va a ser la respuesta de los grupos criminales, señala al respecto Ignacio Cano, Catedrático de Sociología en la Universidad del Estado de Río de Janeiro y miembro del Laboratorio de Análisis de la Violencia.

Agentes militarizados irrumpieron en las favelas en busca de integrantes de la mayor banda criminal del país: el Comando Vermelho. Fue una operación medida para acorralar y aniquilar al mayor número posible de personas. En total, fueron más de 130 las personas asesinadas.

En este sentido, Juan Alberto Martens Molas, investigador de la Universidad Nacional de Pilar y del INECIP, indica que "hay denuncias de decapitaciones y de ejecuciones sumarias", mientras que Ignacio Cano subraya que "no hay noticias todavía de ninguna persona que haya sido herida y haya sobrevivido".

Esta matanza ha ocurrido un año antes de las próximas elecciones. El gobernado de Río, responsable de la redada, es afín a Bolsonaro y a su idea de cómo combatir el crimen.

Juan Alberto Martens explica que Brasil "es un país muy polarizado" en el que, "por un lado, están los que apoyan al presidente Lula y, por otro, los que apoyan al expresidente Bolsonaro, por lo que esta operación puede leerse en el marco de esta disputa electoral".

Sin embargo, esta masacre, la mayor de la historia de Brasil, no conducirá a la caída del Comando Vermelho, tal y como apunta Ignacio Cano: "Esas operaciones, en general, no desarticulan ningún grupo criminal, sino que los muertos son sustituidos y también lo son las drogas y las armas, por lo que todo continúa como antes".

Entre otras cosas, porque estos grupos no solo están en las favelas, sino que tienen dimensiones continentales. "Esto no se entiende sin que exista una interacción entre funcionarios estatales corruptos y estos grupos que hacen que el negocio funcione bien", destaca el investigador de la Universidad Nacional de Pilar y del INECIP.

Una situación que sucede en gran parte de Latinoamérica.

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