El Partido Popular está descubriendo en carne propia cuáles son los costes de pervertir esa pretendida cultura del mérito y la capacidad que dicen defender en la Comisión de Investigación del Senado sobre el caso Ábalos y usar la institución como medio para otorgar salarios suntuosos a quien se ha quedado sin puesto en otra administración o conviene proteger por si los juicios. El Senado es un caramelo para el PP, sobre todo el de Madrid, porque permite aforamientos de aquellos que sospechan que pueden tener problemas con la justicia por su actividad como cargo público en la gestión de la Comunidad. Y esos son muchos puestos y muchos cargos.
Alejo Miranda de Larra fue el responsable de la construcción del Hospital (sin quirófanos) Zendal y llegó a Senador del mismo modo que Enrique Ruiz Escudero, exconsejero de Sanidad, por si las querellas y los aforamientos. No busquen en la casualidad que los responsables de la gestión de la pandemia en Madrid acaben aforados, es precaución y costumbre. Pero entiendan que eso es incompatible con buscar buenos cuadros para que hagan bien su trabajo en el parlamentarismo de la Cámara Alta. Estos meses de comisión hemos visto cómo los senadores, que lo único que tienen que hacer es prepararse el interrogatorio con sueldos importantes y asesores de todo tipo, acaban convirtiendo la sesión en un espectáculo dantesco que no se ha visto ni en la más infecta tertulia de los nazis del misterio. Si hicieron que salieran a hombros personajes con graves causas de corrupción a sus espaldas imaginen lo que iba a pasar con el presidente del Gobierno que aparte de insidias y bulos no tienen causa detrás.
Alejo Miranda de Larra se cree que los genes le van a dar el talento de su antepasado Mariano José y que la misma locuacidad y finezza del articulista y escritor le aparecería por ciencia infusa. No tengo pruebas, pero tampoco dudas, viendo su agresividad interviniente, de que los días antes del interrogatorio el senador popular se puso a ver vídeos de Tom Cruise interrogando al Coronel Nathan R. Jessup en 'Algunos hombres buenos' buscando el momento de espetarle a Pedro Sánchez con voz dominante si ordenó el código rojo. Su verborrea, agresividad e interrupciones constantes impidiendo que el presidente contestara hasta cuando contestaba dejaba claro que no había proceso de escucha posible. No buscaban respuestas porque las traía de casa.
"Mientras los otros estaban robando, él estaba muriendo por covid". Dicen fuentes populares y así comenzó el senador su intervención haciendo que a todos nos venga a la cabeza el silencio cómplice del intubado cuando el que se forraba con las mascarillas era el hermano de su jefa. El interrogatorio le salió como pretendía, incomprensible, ruidoso y farragoso, siendo consciente de que como no hay demasiado que rascar había que hacer que se hablara de cualquier cosa menos del tema de la comisión llegándole a preguntar si estaba a favor de Nicolás Maduro o si consideraba el régimen de Venezuela una dictadura. Si no quieren que se hable de circo deberían evitar salir vestidos de malabaristas.
No fue tampoco un día especialmente lúcido para el presidente del Gobierno más allá de los momentos en los que se lo pusieron fácil con el nivel parlamentario de la oposición. Lo evidente es que no había mucha intención de conocer absolutamente nada y la única motivación de la comparecencia la dejó clara Alberto Núñez Feijóo, buscar algún argumento para presentarle una querella por falso testimonio que ya estaba preparada antes de la comparecencia. Es comprensible la prudencia del presidente sabiendo que todos los resortes judiciales están preparados para montarle un Antonio Costa. No sé qué más necesita para sacar los cañones y responder al Estado profundo con la misma virulencia con la que te están masacrando. Si has de morir al menos hacerlo llevándote por delante muchos de aquellos que se creen impunes. La derecha usa las instituciones sin el menor decoro, respondan con la misma desvergüenza y usen la estrategia de Gavin Newsom contra Donald Trump. Al fuego se le responde con fuego.



