Fusil en mano, con paso desafiante, chaleco antibalas y jaleado por antidisturbios. Así se muestra Alexander Lukashenko ante las multitudinarias protestas y presiones internacionales que cumplen 15 días.

Las calles bielorrusas siguen repletas de opositores clamando contra el pucherazo de su reelección. Aunque el mandatario parece seguro en su reelección y asegura: "Hasta que no me matéis no habrá elecciones"

El presidente del país redobla su discurso de represión: pone directamente al Ejército -que ya guarda las fronteras con la UE- a aplacar las manifestaciones y a seguir con las detenciones irregulares.

Durante estos días se han detenido a más de 7.000 personas y hoy se ha procedido al arresto de los líderes del Consejo opositor de Conciliación y Transición por la concentraciones de este fin de semana. Entre ellos, la premio Nobel de Literatura Svetlana Aleksiévich.

Brueslas reclama su liberación y también pide al mandatario que afloje el tomo belicoso, porque hasta Rusia ha tenido que salir anegar una inminente intervención militar. Mientras, Lukashenko parece empeñado en resistir imponiendo el estado del miedo.