Los guerrilleros de Sierra Maestra se convirtieron en enero de 1959 en la imagen de la épica revolucionaria y en un referente para medio mundo. "No se entiende la magnitud histórica sin entender que fue un referente mundial, América Latina, en África y más allá, de los procesos de descolonización", afirma Pablo Bustinduy.

Con la intersección de la Guerra Fría se convierte en un símbolo de la izquierda, porque la Revolución, en su origen, no era comunista, pero la reforma agraria afectaba a los intereses de Estados Unidos en la isla y Washington declaró al gobierno cubano como enemigo.

El intento de invasión reforzó la imagen romántica de Cuba, y es que "no se entiende el papel de Castro en el mundo contemporáneo sin el embargo y el acoso de Estados Unidos, porque eso le convirtió en un símbolo de resistencia".

El acercamiento a la URSS y la voluntad de exportar la revolución acabaron por demonizarle. Mientras Washington apoyaba golpes militares para frenar el avance de la izquierda en América Latina, Castro se reivindicaba como referente construyendo una utopía socialista mundial.

No adoptar el liberalismo económico fue una decepción para la mayoría de la izquierda mundial, pero en América Latina pesa la historia. "Fue el único latinoemaricano que ha retado a EEUU y ha muerto de viejo en la cama", explica Fernando Radvsberg, corresponsal de Público en La Habana.

Eso explica su papel de baluarte moral para toda la nueva izquierda latinoamericana, la única que ha defendido la figura de Castro hasta el fin de sus días.