En marzo de 2021, las autoridades de Carroll, Iowa (en EEUU) averiguaron pronto que no iban a llevar a cabo un control de tráfico rutinario. Así sucedió cuando fueron a comprobar la identidad de un conductor al que pararon, descubriendo que sobre él pesaba una orden de arresto del estado de Illinois. No solo estaba en busca y captura, sino que había robado el vehículo en el que se encontraba. Este, sin mediar palabra, arrancó de repente.

El policía protagonista de esta operación, Patrick McCarty, fue tajante desde el primer momento: "Para el coche, hombre. Para el coche". Pero el piloto no hizo caso y se llevó por delante al agente, que se encaramó al capó para no ser arrollado. Allí arriba, el agente seguía insistiendo: "Para el maldito coche. Baja del maldito... Pisa el freno".

Lejos de detenerse, el coche aceleró. La secuencia estremece. Patrick trepó hasta el techo para sujetarse mejor. Y entonces dio comienzo una frenética persecución, donde se llegó a alcanzar los 80 kilómetros por hora. Fue un agónico minuto a toda velocidad, registrado por el coche patrulla. En un área industrial, el fugitivo dio un volantazo campo a través y el policía salió despedido. Este sufrió una violenta caída, con la mala suerte de acabar en una zanja.

Un compañero acudió a asistir a McCarty, y este le dijo que se encontraba bien y que fuera tras el criminal. La realidad es que Patrick tenía una vértebra lumbar rota y apenas podía moverse. Afirmaba que es uno de los peores momentos de su vida: "Vi pasar la vida delante de mis ojos. Mi esperanza, mi deseo, mi objetivo era poder salir de ahí y estar con mi familia: dos niños y mi mujer en casa".

Estas imágenes que aparecen en el vídeo que acompaña estas líneas han sido cruciales en el juicio contra el conductor, celebrado esta semana. Ha sido condenado a cinco años de cárcel.