La victoria de los talibanes en Afganistán deja otros grandes ganadores, entre ellos los grupos yihadistas. Y es que la conquista talibán envalentona a los extremistas del mundo, quienes, en opinión de Jesús Núñez, codirector del Instituto de Conflictos y Acción Humanitaria, "van a sentir que es posible por las armas conseguir sus objetivos". Además, explica, "supondrá mas financiación, que más personas se apunten a esos mismos grupos".

No obstante, que Afganistán vuelva a ser un santuario de yihadistas no interesa a los talibanes: proteger a Al Qaeda ya les costó perder el poder en 2001 y saben que si hubiera nuevos ataques a grandes potencias desde su territorio, volvería a pasarles factura.

Para Núñez, sin embargo, "si hay que identificar al más beneficiado, es Pakistán". El país vecino -apunta- "tiene a India como su gran amenaza de seguridad y lo que pretende es concentrar toda su atención hacia esa amenaza. Por lo tanto, lo que lleva buscando desde hace décadas es contar en Kabul con un gobierno subordinado o por lo menos un gobierno que no le plantee problemas". Con los talibanes afganos en el poder, a los que llevan años protegiendo, ahora tienen esa oportunidad.

Otro actor beneficiado, según los analistas, es China. En lo que respecta al gigante asiático, toda derrota estadounidense es una victoria para su principal rival. China ya se reunió con los talibanes hace un mes y estos le prometieron mantener a raya a los separatistas uigures de la provincia de Sinkiang, limítrofe con Afganistán.

"China tiene un planteamiento muy claro con Afganistán: vosotros a mí no me tocáis las narices y yo a vosotros os voy a dar inversión, voy a comerciar con vosotros, os reconozco internacionalmente...", resume Fernando Arancón, codirector de 'El Orden Mundial'

En esas futuras inversiones, la joya de la corona son los minerales, ya que Afganistán tiene importantes yacimientos no explotados, pero para eso hace falta estabilidad en el país. Por otra parte, China quiere que los talibanes le garanticen estabilidad en otros países de Asia central por los que pasa su faraónico proyecto de nueva ruta de la seda que le conecte con Europa.